O-KAERI NASAI

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miércoles, 9 de marzo de 2011

RAN. Capítulo XLII "UNMEI" 運命. El Destino de un Traidor



Hô-sange
Sunawashi shirenu
Yukue kana

Magnolia caída
Nadie sabe
Tu destino


Doblan su tallo
Los capullos marchitos
Bajo la nieve






    Los nuevos visitantes atravesaron las puertas del templo Kodoku con paso solemne, provocando un sonido peculiar a medida que sus sables golpeaban suavemente las armaduras que cubrían sus cuerpos. El sacerdote continuaba manteniendo la sonrisa con la que los había recibido: el destino del traidor iba a cumplirse en poco tiempo y ello le producía una gran satisfacción. La Justicia siempre reclamaba su parte, tarde o temprano y aquella vez no sería diferente. También el gran señor sonreía. Hacía mucho tiempo que esperaba con ansiedad este momento, el que Gaman le profetizó que muy pronto habría de llegar.

    -Ohayou gozaimasu, viejo amigo. Hoy es un gran día.
    -Efectivamente, gran señor, lo es. Os dije que este día no tardaría en llegar, tal y como vislumbré en mis sueños. El Hijo de la Niebla es vuestro, pero os rogaría que antes de entregároslo me permitiérais hablar con él y explicarle lo que el destino le tiene reservado.
    -Sea como dices, pero no podemos perder mucho tiempo. Existen nuevos clanes que se han alzado contra nosotros y debemos hacer planes para combatirlos.
    -Me llevará poco tiempo, mi señor Yamana Sôzen. Muy poco tiempo...

                                        ***

    En uno de los rincones de la amplia estancia del palacio Uesugi donde aun permanecían las mujeres, Hoshi luchaba contra la rígida tela de la ropa interior que escogió para vestirse, empeñada en hacer pasar sus caderas por un estrecho agujero de seda dos veces menor que aquéllas. Hanako la miraba de reojo y suspiró ruidosamente. Hoshi arqueó una ceja en forma de interrogación como si la retara a hacer un comentario. Al no obtener ningún resultado, decidió seguir peleando contra la tela como si fuera el enemigo a derrotar. Bara intentaba también enfundarse un kimono y estaba poniéndose muy nerviosa. Dirigió sus pasos hacia Hoshi y le arrancó la ropa de las manos, provocando que la antigua sirvienta cayera al suelo y arrastrara consigo toda la decoración que encontró al paso de su cuerpo, siguiendo los dictados de la ley de la gravedad y causando un terrible estruendo cuyos ecos hubieran podido llegar al otro extremo del país. Hoshi se levantó rápidamente intentando sostener entre sus pequeñas manos una figura de jade y plata que había quedado enredada entre las ropas y que amenazaba con causar mucho ruido si llegaba a tocar el suelo. Hanako lanzó a las dos mujeres una mirada cargada de reproches, exigiéndoles silencio y compostura. Estaba más que segura de que corrían un serio peligro si continuaban con la actitud despreocupada con la que hasta ahora se habían comportado en el palacio, y la Flor de Oriente apreciaba mucho su cabeza como para arriesgarse a perderla en un lugar como aquél.

    -Amigas, por vuestros antepasados que estarán sin duda revolviéndose en sus tumbas... ¿queréis dejar de hacer el idiota de una vez? Estáis formando un gran alboroto y no me extrañaría que quisieran perdernos de vista muy pronto si seguimos desafiando las normas de Tsubame y no estamos listas para la presentación.
    -Ay, -suspiró Hoshi exageradamente comenzando a dar vueltas por la estancia sujetando el obi de un kimono como si danzara con él- si mi general contemplara lo hermosa que estoy con estas ropas tan lujosas os aseguro que perdería del todo su cabeza por mí.
    -Tu querido general lo que haría seguramente es darte unos buenos azotes en tu hermoso trasero cubierto de seda, y si continúas así lo más probable es que seas tú quien pierda la cabeza por obra de alguna espada ansiosa de hacerte callar la boca. -Hanako respiró hondo antes de proseguir con su regañina- Mira Hoshi, vamos a terminar de vestirnos y comparezcamos ante Uesugi. Lo importante es saber qué planes tiene con respecto a nosotras y mientras tanto, debemos observar y memorizar todos los detalles sobre el palacio. Hemos de encontrar la forma de escapar y avisar a nuestros soldados, pues algo me hace intuir que este clan piensa iniciar una ofensiva contra el señor Yamana muy pronto.
    -¿Cómo estás tan segura? -intervino Bara, quien las miraba asomando la cabeza tras un enorme byôbu de dos paneles en el que se hallaban representadas enormes magnolias lacadas que reflejaban la luz de un sol imaginario-. Hanako, cuéntanos cuáles son tus sospechas.
    -Es algo inexplicable, Bara. Es una desagradable opresión que siento en el pecho y en el estómago, como una premonición de que algo grave sucederá que nos complicará la existencia a todos.
    -Eso es que te sentó mal la comida que nos dieron antes, querida, -replicó Hoshi mientras intentaba desenredar sus ropas del nudo que ella misma había formado- no olvides que el pescado no suele sentarte bien.
    -Ah, mi Hoshi, hermana... a veces yo misma te daría esos azotes que mereces, pero entonces dejaría de ser una delicada flor sin más para convertirme en una rosa con espinas. Como Bara.
   
    Las tres mujeres se miraron fijamente y estallaron en sonoras carcajadas sin importarles ya el ruido que pudieran hacer, deseando en el fondo de sus corazones aliviar con aquellas risas la tensión y el nerviosismo en los que habían estado viviendo los últimos días. Los soldados que se encontraban al otro lado de las puertas y que custodiaban la estancia donde se hallaban recluidas las mujeres, no pudieron evitar reir también ante el alboroto desarrollado por aquellas hermosas pero ingenuas prisioneras.

                                        ***

    Algo no iba bien, nada bien. Para Kasumi, El Hijo de la Niebla, las cosas empezaban a torcerse y a tomar un rumbo desconocido que no presagiaba nada bueno. Llevaba muchas horas esperando, demasiadas para suponer que Ashikaga y sus soldados aún permanecían en el templo. Tenían prisa por rescatar a sus mujeres y debían haber partido hacia teritorio Uesugi. Pero lo extraño era que lo hubiesen abandonado en el templo Kudoku en compañía de un viejo y loco sacerdote y de unos pocos monjes novicios así, sin más. Si lo que pretendían era encerrarlo en ese antro de por vida, no iban a lograrlo, encontraría la forma de escapar. Pero no, no se trataba de eso, seguro. Algo estaba ocurriendo, lo intuía y comenzó a sentirse mareado al comprender instintivamente que aquello era el final, su final, y que muy pronto su destino le sería dado a conocer y que no habría forma alguna de evitar que se cumpliera.
    Ensimismado en sus angustiosos pensamientos no advirtió que alguien había entrado en la pequeña celda y que ahora se hallaba a pocos pasos de distancia. Cuando advirtió la presencia de otra persona junto a él, supo al instante que se trataba de Gaman, ese viejo y loco sacerdote que sería su guía espiritual en las próximas horas, las últimas de su vida.


UNMEI  運命 : Destino. 
"OHAYOU GOZAIMASU"  おはよう  ございます : "Buenos días".
OBI : Faja ancha para sujetar el kimono.
BYÔBU  屏風 :  Biombo ( Byō “protección”+ bu“viento”). El término significa, en sentido figurado, la "pantallas de protección contra el viento" que se refiere a que el propósito original del biombo evitaba que el viento soplara dentro de las habitaciones.

Haikus:
Kawabata Bôsha (1900-1941). Traducción Ricardo de la Fuente, Yutaka Kawamoto.
"Doblan su tallo". Mercedes Pérez -Kotori-. El reflejo de Uzume.

Este relato es propiedad de su autora y está protegido.