O-KAERI NASAI

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jueves, 18 de noviembre de 2010

RAN. Capítulo XXXVI. "TAIFÛ" 台風 El Ojo del Tifón.




Mikazuki no
Hikari o chirasu
Nowaki kana

Barre la luz
De la luna creciente
El vendaval


Doblan su tallo
Los capullos marchitos
Bajo la nieve






Las noches transcurrían silenciosas, al igual que los días. Los hombres de Ashikaga decidieron atravesar los territorios de Hosokawa, junto a Raion Kenji, el cual deseaba poner fin a la lucha que destrozaba a su pueblo buscando al traidor, buscando un final digno, cansado de esperar  a que los acontecimientos decidieran por él y por su pueblo. Las cosas se ponían difíciles. Atravesar territorio hostil les enfrentaría a un reto sobrehumano: no podían prever qué pensaba el enemigo, ni cómo actuaría, pero era necesario llegar hasta él. Al esfuerzo mental se añadía el esfuerzo por superar al tifón que empezaba a asolar al país; nadie esperaba un nuevo enemigo proveniente de la Naturaleza, un inesperado adversario que rugía con fuerza, arrasando todo cuanto se hallaba en su camino, dificultando el tránsito por el bosque. Una tormenta salvaje que amenazaba con destruir hasta sus más firmes convicciones atrapaba a todo ser viviente hasta aniquilar su esencia, arrastrando todo a su paso.
Los hombres soportaban la furia del viento, temblando bajo sus armaduras, entrecerrando los ojos bajo el azote del violento temporal
El León observaba con ojos entrecerrados por el frío a sus hombres. Sentía admiración por ellos y por los hombres del gobernador. Juntos podrían terminar con aquella salvaje guerra civil que estaba diezmando a la población y dejaba que el caos y la miseria se instalaran en cada corazón del pueblo japonés. Sólo una cosa tenía en mente: dar caza al traidor Kasumi y restablecer el orden, deseando justicia y buscando un entendimiento entre los diferentes clanes...si ello fuera posible. Los deseos de poder de Yanama y Hosokawa dificultarían esa tarea, pero todo es posible si dos corazones buscan llegar a un acuerdo. Se subió aún más el cuello de su ropa interior para resguardarse del frío viento y dejó que su mente le guiara hacia tiempos más cálidos.

Una flecha furtiva que sobrepasó las cabezas clavándose en un árbol cercano,  provocó que la comitiva se detuviera en segundos. Todos miraban asustados en la dirección desde donde provenía el arma, los caballos alterados se movían en círculos, relichando y resoplando. Kamikaze, el caballo de Takeshi, se alzó sobre sus cuartos traseros pateando con furia el aire, deseando destrozar al atrevido que ponía en peligro sus vidas. Del espeso follaje del bosque aparecieron diez soldados con el emblema del clan Hosokawa.
El que parecía el líder del grupo se adelantó a los demás, la mano enfrentada en un saludo improvisado, intuyendo las intenciones de los recién llegados, esperándolos como si supieran que se acercarían a territorio enemigo.
-Saludos, gobernador, esperábamos vuestra llegada...
Ashikaga intercambió miradas de suspicacia con sus hombres, asombrado por el recibimiento.
-Saludos...¿cómo sabíais de nuestra llegada?
-Mi señor Hosokawa no es indiferente a los acontecimientos y...sabe qué andáis buscando.
-Pues llevádnos cuanto antes ante vuestro señor.
El líder inclinó la cabeza a modo de reconocimiento y con una sola mirada invitó al grupo a seguirlo. Pronto estuvieron ante la Casa de la La Paz Eterna, grande y resplandeciente, como el señor que la gobernaba. Un innumerable grupo de servidores salieron a recibir a los recien llegados, con amabilidad y respeto. Takeshi indicó a Taro que no dejara que le desprendieran de su katana, no fuera que la traición se escondiera tras aquellos muros. "Seguimos estando en territorio enemigo", le transmitió apoyando su mano en Jigoku, su fiel espada.
Kenji asintió también con la cabeza, advirtiendo que debían permanecer en alerta. Sus ojos absorvían ávidos todo cuanto acontecía en la fortaleza, y más allá de ella. Los soldados vigilantes, las armas de que disponían, el número de hombres y mujeres que vivían y se relacionaban...todo era asimilado como información, hasta el más mínimo detalle.
Los hombres fueron conducidos hasta la entrada principal, donde se les indicó que abandonaran sus monturas. Kamikaze protestó y su dueño le susurró silencio, y que aguardara sus órdenes. El animal piafó y asintió con la cabeza. Desde luego que esperaría, Takeshi estaba seguro de ello.



Ashikaga y los demás hombres esperaban nerviosos en el gran salón de la casa Hosokawa. Raion, El León, era el más escéptico de ellos...no esperaba tanta cordialidad, a no ser que realmente Hosokawa tuviera un objetivo respetable, como entregar al traidor Kasumi. Lo que no suponían era que, a pocos metros del salón, se desarrollaba otra conversación de la que no tenían ningún conocimiento pero de la que formaban parte indispensable.

Hosokawa se hallaba en estado de trance...en su corazón hervía una furia tan intensa como la del tifón que azotaba las costas del país. Su rostro sin embargo, era una máscara de calma, como la que reina en el ojo del gran ciclón. El traidor se encontraba a dos pasos de él y sentía ganas de extraer su sable, borrar la estúpida sonrisa que se reflejaba en su boca y librar al mundo de una alimaña como aquella. Lo miró fijamente a los ojos, en silencio, esperando que hablara primero, reservándose el poder que se adueña de quien calla, creando un clima de intranquilidad en el contrincante que no sabe por donde empezar ni cómo convencer. Kasumi empezaba a sentirse incómodo, intranquilo; a pesar de su sonrisa planificada para demostrar que no sentía miedo, sí lo tenía, mucho miedo. Buscó al general Kazahaya para tranquilizarse y recuperar fuerzas, pero su compañero demostraba sentir pánico, reflejado en el temblor incontrolado de sus labios. No resultaba ser buena idea haber ido al encuentro del gran señor, ahora se daba cuenta pero era ya tarde para arrepentirse. Aspiró profundamente y decidió hablar.
-Mi señor, gran Hosokawa, acudo a tí para poner de nuevo mi espada a tu servicio -el daimyo lo observaba sin mover un solo músculo.- Señor, ya sé que en el pasado cometí muchos errores pero os he servido bien y deseo volver a hacerlo. Mi lucha es la vuestra.
El responsable de uno de los clanes más poderosos del Imperio continuaba imperturbable. El traidor pensaba deprisa, nervioso por el estado de tranquilidad en el que se hallaba el guerrero. Deseaba encontrar el argumento que convenciera al señor, pero las dudas empezaron a surgir de nuevo.
-Señor, por los dioses que rigen nuestro país, os soy totalmente sincero y sobre todo leal a...
-¡Basta! -estalló Hosokawa-, no tienes ni idea de lo que significa el término "lealtad" -Kazahaya temblaba incontroladamente, deseando tener en sus manos una buena garrafa de sake-. No solo eres un traidor a tu clan, sino que además tienes la desfachatez de volver a presentarte ante mí. Es cierto que me serviste en una ocasión, y una vez comprobado hasta dónde eres capaz de llegar, no quiero volver a tenerte entre mis hombres. Si fuiste capaz de vender a los tuyos, con más razón me venderás a mí también algún día.
Kasumi bajó la mirada aterrado...se había metido en la boca del lobo y ahora no encontraba la forma de salir de esa maldita situación. Intentó convencer al daimyo una vez más.
-Señor, os lo suplico, juraré lealtad por lo más sagrado, haré lo que me pidáis, dadme un período de prueba.
-No tientes más a la suerte, la diosa Un hace tiempo que te abandonó y yo voy a hacer lo mismo, entregándote a tu clan.
Kazahaya cayó al suelo de rodillas, incapaz de detener las lágrimas que resbalaban por sus mejillas. Sabía que aquello significaba la muerte y no la deseaba, de ninguna forma. El Hijo de la Niebla se arrodilló también y continuó suplicando. Pero Hosokawa ya no le escuchaba. Con paso firme se dirigió hacia la gran puerta que separaba la habitación del gran salón y dijo a los hombres que allí esperaban:
-Señores...el traidor es vuestro.



TAIFÛ  台風 : Tifón.
UN : Suerte (buena o mala fortuna).

Haikus:
Natsume Seibi (1748-1826). Traducción de José María Bermejo.
"Doblan su tallo". Mercedes Pérez -Kotori-. El reflejo de Uzume.

Este relato es propiedad de su autora y está protegido.

2 Hablan los Danna:

Nieves Hidalgo dijo...

¡Toma ya!
Al fin parece que estamos a las puertas de ver al condenado Kasumi defenestrado. Espero que el clan le ponga las peras al cuarto de una vez, por cenizo y demás.
Manda una garrafa de sake a ese pobre Kazahaya, que está que no se tiene en pie, jajaja. Porque tendrás reservas, digo yo.

Bueno, me he quedado ya más tranquila viendo que vamos por buen camino.
No estarás pensando en librar a Kasumi de alguna forma, ¿verdad? Que eres capaz.....

Gracias por esta nueva entrega. Gracias, gracias, gracias.
¡Copazo de sake a tu salud!

Carolina dijo...

Toma, si!!
Kasumi parece (y digo parece) que ha caído, jeje, como me conoces...
Garrafas de sake me quedan un montón todavía, las reservaba para nuestras noches de luna llena con el Lobo.
Gracias a tí y viva el sake!!
Besotes de venganza al traidor...