Nanika taranai
Mono ga aru
Ochiba suru
La sensación de que algo falta...
Caen las hojas
La puerta de la Okiya resultaba apenas visible a través de la fría, oscura y gris niebla de principios de noviembre, heladora de caminos inhóspitos e inexplorados, de finales de un siglo de misterios y tradición, de duras calles de ciudades, y de arbustos expectantes de silenciosos senderos, supervivivientes en una atmósfera inquietante que invitaba a abrigarse hasta la más mínima superficie de piel.
En ese mismo instante, en que las gotas de rocío se helaron hasta convertirse en escarcha, un sonido cruel y aterrador se escuchó en un tono agudo, como el filo mortal de una katana.
Un sonido que atravesó la estancia y el aire, más rápido que la velocidad del viento, más mortífero que el giro del sable acudiendo a su objetivo y acertando de pleno en su centro vital.
La música que escapaba de la okiya era espantosa...
Obedecían los dedos ejecutores de tan siniestra melodía a las órdenes y dictados de los diablos del inframundo, infractores de los suaves cánticos de los ángeles.
Y se escuchó por toda la estancia la voz de la Okasân:
- Si respetas al Karyûkai, tu vida y tu blanco cuello, déja de hacer sufrir nuestros oídos, déja de martirizar nuestras mentes y nuestra sensibilidad con tu necia forma de tocar. Nadie como tú osó profanar de forma tan descarada un instrumento tan bello y apreciado por nuestro Hanamachi y por los demás existentes en todo Japón.-
La aprendiz de Geiko bajó los ojos avergonzada y suspiró admitiendo su derrota. Jamás conseguiría dominar el venerable Shamishen. Jamás arrancaría de él las notas armónicas y preciosas, necesarias para que las mujeres del arte bailaran y transmitieran los sentimientos y tradiciones de un legendario pueblo.
No sería capaz de seguir a sus antepasadas, sería una deshonra para la familia y no merecería el título de Atotori.
Sus manos eran incapaces de continuar el virtuosismo de sus hermanas en el manejo del difícil y complicado instrumento.
Se sintió triste, llorosa y abatida...
Sus ojos se inundaron con lágrimas de súplica y susurró una plegaria al Universo y a su Obâsan, la guardiana de la Fuente de la Sabiduría y el Rencor, protectora de las Maiko de Gión Kobu desde tiempos antiguos.
Su muda súplica traspasó el espacio y el tiempo, su blanco cuello sintió un escalofrío y su cuerpo comenzó a temblar. La marca en "v" de su nuca se desdibujó con la suave brisa del amanecer.
Aturdida, deseó salir al exterior y abrió, de rodillas, siguiendo el ritual, la fusuma que la mantenía alejada del mundo. Escuchó el rumor de las aguas de la Fuente, y sintió su llamada cálida y tranquila, proveniente de sus quietas aguas.
Se aproximó lentamente a ella, con pequeños y pasos cortos, como le permitía su estrecho kimono rakka, y entre sus sedosos pliegues percibió la brisa suave de otoño, la misma brisa que decían haber sentido antes otras aprendices buscando la Sabiduría. Se aproximó a la Fuente, cristalina y azul.
Se asomó a su superficie y sus ojos se abrieron asombrados por la visión que le era otorgada... finas y doradas púas para arrancar sonidos al Shamishen flotaban en el agua, ofreciéndose a sus pequeños dedos, preparadas para ser utilizadas y acariciadas, para arrancar melodías que los viejos dioses esperaban de un instrumento milenario.
No sabía que hacer, asombrada como nunca, embelesada mirando las púas en las aguas de la Sabiduría.
En ese instante, la mariposa azul proveniente del Sakura, testigo de la historia de las Maiko de Gión, de innumerables pruebas de aprendizaje, se acercó y revoloteó en las mangas del kimono, buscando cobijo, y habló con voz profunda e imperceptible, voz que sólo una flor del Karyûkai podía escuchar, voz conocedora del alma humana y esa voz habló:
- Tómalas, no temas, ellas te ayudarán a arrancar las notas más bellas y afinadas del Shamishen. Pero sólo si tus manos están limpias, podrás acariciar su esplendor y recorrer tus dedos por su esencia, llegando así a su alma y a su corazón.-
La aprendiz miró sus manos y las consideró sucias, indignas de tocar un instrumento tan bello, no aptas para tan alta misión, y retrocedió cautelosa unos pasos, tropezando con sus okobo contra las duras piedras que rodeaban la fuente.
Recuperó el equilibrio y volvió a mirar sus manos, blancas y pálidas. Pensó en retirarse y volver a su oscura habitación, pero la llamada de la fuente era tan intensa... quería las púas, quería arrancar notas divinas al Shamishen, así que, pensó que debía lavar primero sus sucias manos antes de coger las brillantes estrellas del agua que la ayudarían en su deseo.
Aseó sus manos, las frotó y perfumó, tras lo cual no quedó ni una mota de suciedad. Al intentar alcanzar las púas, la Fuente volvió a hablar con el espíritu de la obâsan:
- Musume, mi dulce aprendiz, has desterrado tus errores por un deseo de perfección. Las púas son tuyas y ellas te seguirán al tocar tus canciones cuando rasgues las viejas cuerdas del Shamishen. Nunca tus manos acariciarán algo tan bello. Únicamente te pido que toques siempre la melodía que nazca de tu corazón y que sigas a tus sentimientos. Cuando dudes, yo estaré contigo...-
La Maiko entendió el sentido de las palabras de la Fuente. Sus limpios dedos los observó como nuevos instrumentos mágicos que arrancarían notas impensadas y nuevas de un instrumento sabio y antiguo.
Lo que en un tiempo fue música del diablo, en unas torpes manos, se convirtió en música celestial limpiando los errores del alma.
El sonido infernal se convirtió en susurros de ángeles en un cielo de horizontes rasgados...
SHAMISHEN : Instrumento tradicional japonés de forma cuadrangular que se toca con una púa. Es una de las artes que aprenden las Maiko (aprendices) para llegar a ser Geisha.
OKIYA : Casa donde viven las Geishas.
KATANA : Sable japonés.
OKASÂN : Dueña de la Okiya.
KARYÛKAI : "Mundo de la flor y del sauce". Mundo de las Geishas.
HANAMACHI : Comunidad de Geishas.
GEIKO : Geisha en el dialecto de Gión Kobu.
ATOTORI : Geisha heredera de la Okiya en la que trabaja.
OBÂSAN : Abuela.
MAIKO : Bailarina, aprendiz de Geisha.
GIÓN KOBU : Distrito de la ciudad de Kioto, donde existen muchas comunidades de Geishas.
FUSUMA : Puerta corredera que separa las diferentes habitaciones de una casa.
KIMONO RAKKA : Kimono de otoño.
SAKURA : Cerezo, árbol venerado en Japón, su flor es el emblema nacional.
OKOBO : Sandalias muy altas que utilizan las Maiko.
MUSUME : Expresión que significa "Hija mía".
Este relato es propiedad de su autora y está protegido.
martes, 8 de septiembre de 2009
SHAMISHEN
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11 Hablan los Danna:
Este relato desprende una gran belleza, es muy bonito. Pobrecilla lo mal que lo tocaba...pero gracias a sus ganas de tocar y a la ayuda divina por fin pudo hacerlo, si es que esta claro nunca hay que perder la esperanza...Precioso como siempre. Besos
Carolina cada vez que leo tus historias más me ayudas a comprender y a aprender de esta maravillosa y respetable cultura.
Un abrazo de oso para ti, nuestra dulce Geisha.
Os envío a las dos suaves flores de sakura con besos de geisha...
Amiga ¿de donde sacas toda esa información para tus relatos?
Te diré una vez más que es precioso.
Si existiera las fuentes mágicas, qué pocas personas tendrian las manos limpias para tocar melodias preciosas... por mucho que enjabonaran sus manos.
Besos
Estimada Mjesús, la información es poder, pero únicamente se obtiene leyendo, estudiando e investigando. Paso muchas horas leyendo libros sobre este mundo. No me queda más remedio, pues no es mi cultura y lo desconozco todo sobre ella. Pero me fascina y estoy aprendiendo tanto...
Besos y flores de sakura para tí!
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Carolina:
Ni soñando hubiera imaginado un blog tan maravilloso sobre este mundo fascinante.
¡Que trabajo tan bien hecho! Enhorabuena. Te seguiré, no lo dudes.
Por cierto, me llama la atención los símbolos que tienes en la derecha del blog, concretamente el Pontochô...¿podrías contarnos algo sobre esos símbolos?
Gracias de antemano.
Un abrazo, Mercedes
Querida Mercedes: los símbolos representan los diferentes hanamachis -comunidades de Geishas-más importantes de Kyoto. El de Pontochô representa la figura de un Chidori (chorlito en español), ave emblema de esta comunidad.
Me gusta que me preguntes sobre ello, un beso!
Gracias Carolina... estoy fascinada con tu blog...Tiene todo lo que quiero saber sobre el Japón tradicional y además amenizado con tus relatos. De nuevo enhorabuena por el trabajo tan bien hecho.
Gracias por pasarte por mi blog de haiku y comentar.
Lo de las nubes bajas, eran nubes bajas, no niebla... El haiku da testimonio de lo que hay. No puede inventar en pos de algo más poético aunque intente expresar de una manera hermosa lo que conmociona al haijin. No es para pensar, es para sentir.
Un abrazo, Mercedes
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