O-KAERI NASAI

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domingo, 4 de julio de 2010

RAN. Capítulo XXIX. "KIOKU" 記憶. El Sonido de los Recuerdos



Usumono ni
So tôru tsuki no
Hadae kana

La luna cala Por mi ropa ligera
Hasta mi piel


El shogún se retiró a descansar unos momentos, necesitaba concentración para planificar el ataque y asalto a la casa de té. Mientras tanto, el general Nakamura vigilaba su sueño y la tranquilidad reinante le invitó a recordar tiempos lejanos...su mirada vagaba perdida en el infinito inmenso del valle pero veía ante sus ojos los cuerpos de dos niños jugando en una sucia callejuela de Kyoto, tan sucia como sus caras, cerca de palacio...
-¡Bara!, ¡me ganaste otra vez!, no hay quien pueda contigo en el juego de Go*, quedaré en ridículo una vez más,-rió uno de los pequeños.
-Nakamura Yoshimi, ¡ríndete!, ¡tienes mal aji!*
-Uff, Bara, siempre acabas atrapándome en el tablero, pero te aseguro que seré yo quién te atrapará en el juego de la vida...algún día,-Nakamura miraba a la pequeña con adoración.
-No seas tonto, Yoshimi, yo seré una mujer importante el día de mañana y tú serás...¿un simple soldado?,-la niña se acariciaba la frente, pensativa.-¿O un campesino?. Nuestros destinos se separarán, no te quepa duda.
El pequeño Nakamura la miró largamente y cerrando sus ojos le respondió:
-Nuestros destinos están unidos, así lo siento, y así lo comprenderás algún día. Ni en sueños podrás librarte de él porque los kami así me lo han confiado.

Nakamura sonrió ante los recuerdos agolpados en su memoria. Por esa razón le pidió al shogún que le otorgara el privilegio de enfrentarse a Bara, La Rosa de Kyoto, su rosa desde que era un niño mocoso que se entretenía en juegos con las espinas de la mujer más bella que conocía y que le había robado la razón. Hacía tanto tiempo que la buscaba...y, ahora, no tenía fuerzas para las consecuencias que el destino, y los kami, impusieron para ellos.

Hanako alcanzó la puerta de los establos, golpeándose contra ella en su loca carrera, sin poder frenar sus veloces pies ansiosos por huir. El obstáculo en su camino la hizo trastabillear y a punto estuvo de caerse si no hubiera asido su mano a las crines del caballo que se había apresurado a socorrerla en cuanto percibió su apuro.
-¡Kamikaze!, por los dioses, ¿qué haces tú aquí?. Ya entiendo, vienes en busca de tu dueño.-Miró al caballo intensamente, enojada-. Pues no sé dónde está ni me importa.
El caballo agitó la cabeza y resopló.
-¿No me crees?. Bien, pues te repito que poco me importa. Tú y yo nos vamos de aquí.
La concubina intentó subir a lomos del animal. Era muy alto, mucho para ella, tanto, que no lograría su objetivo si no buscaba antes un punto de apoyo sobre el que propulsarse hacia la silla. Pero por mucho que intentara dirigir al caballo hacia donde quería, éste no se dejaba, mordiéndole las mangas de sus ropas y tirando de la manta que la cubría.
-Pero, ¡basta Kamikaze!, ¿qué pretendes con...ohhhh?
La pregunta quedó en suspenso en el aire cuando cayó al suelo. Embarrada por el fango que se estaba creando por el aguacero, Hanako miró al animal furiosa. Kamikaze agitaba su cabeza, sus crines negras ondeando al viento parecían señalarle una dirección hacia la cual debían acudir. La mujer giraba la cabeza, observando, atrapando en sus ojos las señales que le mostraba el alazán. De pronto, detuvo su mirada justo donde Kamikaze se plantó firmemente, resoplando, abriendo sus fosas nasales y expirando el aire como si fueran suspiros formando nubes de aliento entre las gotas de lluvia. Un ventanuco, pequeño y sucio, abría paso al interior de los establos, y Hanako supo lo que el caballo quería transmitirle. Podía entrar por su pequeña abertura, pero, ¿qué interés tendría ese condenado animal por el interior de aquella cabaña que cobijaba a otros animales?.
La curiosidad pudo más que ella y se apoyó en unas rocas que se hallaban debajo de la abertura. Tomó impulso y consiguió agarrarse a la silla de Kamikaze y a un saliente del muro. Con extrema precaución, se alzó sobre el lomo del caballo y observó el interior. Sus ojos se cerraron para abarcar el perímetro de los establos y entonces lo vió...sus pies sintieron la agitación que se desataba en su interior y a punto estuvieron de hacerle perder el precario equilibrio en el que se hallaba. Consiguió estabilizarse sobre la silla y volvió sus ojos hacia la figura que la había trastornado. Takeshi estaba allí, atado de pies y manos a una columna de madera que hacía las veces de viga maestra. Su cabeza descansaba sobre su pecho como si durmiera. Maldita sea, no soportaba verlo en esas condiciones, debía estar deshecho y cansado, muy cansado. Los ojos se le inundaron de lágrimas y optó por entrar y liberarlo, olvidando a Bara y a las circunstancias que los habían llevado a esta situación.

Consiguió alzarse sobre las puntas de sus pequeños pies y afianzar sus manos en los recovecos que quedaban a la vista, allí donde el marco de la estrecha ventana se aferraba al muro. Se encogió para tomar impulso y de un salto abandonó la silla del caballo. Se sujetó con fuerza, temiendo caer y escuchó el relincho de aprobación de Kamikaze. Por todos los dioses, no sólo se dejaba dominar por un estúpido soldado, sino además por su montura, ¿es que no aprendería nunca?. Tras un largo suspiro, hizo acopio de todas sus fuerzas y se inclinó por la abertura, dejándose caer hacia el interior en penumbra.



Nakamura continuaba en trance, deleitándose en su ensoñación. La niña le tiraba ahora de sus negros cabellos y continuaba burlándose de él.
-Te digo, Yoshimi, que tú y yo no volveremos a encontrarnos, si mis planes se cumplen.-Rió como una mujer madura, muy lejos de serlo.
-Y yo te aseguro, mi rosa rebelde, que un día tú y yo caminaremos juntos.
La niña se partía de la risa pensando en lo ingenuo que podía llegar a ser su amigo. Poco podía comprender, entonces, que la única ingenua en ese momento era ella y sólo ella.
Nakamura sonrió y se enderezó, despertando de su sueño. Se dirigió a la tienda donde descansaba su señor para despertarlo, tras lo cual se dirigió hacia el pequeño claro donde reposaba su caballo y los de sus hombres, y los acarició uno por uno. Masshiroi, su montura, piafó complacido al sentir la llegada de su dueño.
-Amigo, ella está aquí. Pronto, muy pronto, estaremos frente al cumplimiento de nuestro destino y del suyo, aunque no lo quiera ni lo espere.
Caballo y hombre inclinaron sus cabezas hasta tocarse. Las mentes de uno y otro se fundieron en una sola y Nakamura sintió paz y tranquilidad, y el animal sintió la excitación del soldado por ver cumplidos sus deseos. La lluvia atronadora les acompañó con su sonido eterno de agua.

Hanako se lamentaba por el golpe sufrido tras la caída. Afortunadamente, la paja en el suelo amortiguó un poco el choque de su cuerpo contra el duro suelo. Se levantó ligeramente mareada y sus ojos se clavaron en la figura del samurái que parecía más muerto que vivo. Se aproximó al hombre lentamente, sin hacer ruido, temerosa de que su postura indicara otra cosa que no fuera abatimiento o cansancio. Cuando ya se encontraba a pocos centímetros de distancia, el samurái alzó la cabeza y la miró. Sus grandes ojos negros y rasgados suplicaron la liberación, pero sobre todo, le comunicaron la necesidad de comprensión sobre todo lo ocurrido. Hanako se sobresaltó y buscó algo con lo que cortar las ligaduras. Ya tendrían tiempo de hablar después.

Bara despertó de su profunda inconsciencia y sintió un dolor punzante en su cabeza. A pesar de ello, el recuerdo del sueño volvió con una fuerza inesperada que paralizó su corazón. Un soldado sobre un caballo negro y un soldado sobre un caballo blanco...la rosa marchita...y un significado oculto que, ahora, con la nueva luz del día debería descubrir. No obstante, algo, un recuerdo, un dejá vu, se abrió paso a través de sus sentidos aún dormidos. Dos niños...jugando al Go...hablando sobre el destino...
La tormenta se volvió más intensa, arrasando con su sonido sus pensamientos y sus recuerdos.


KIOKU 記憶 : Memoria (recuerdos).
*GO: Llamado IGO en japonés.
*AJI: Literalmente, “gusto”. Juego del Go. Se dice que una posición tiene “tiene mal aji” cuando existen amenazas latentes que el adversario puede aprovechar cuando se den las condiciones apropiadas. De ahí lo del mal sabor.
KAMI : Dioses shintoístas.
MASSHIROI : Color blanco puro.

Haiku:
Sugita Hisaku (1890-1946). Traducción de Fernando Rodríguez-Izquierdo.

Este relato es propiedad de su autora y está protegido.

17 Hablan los Danna:

Xibeliuss dijo...

"no sólo se dejaba dominar por un estúpido soldado, sino además por su montura, ¿es que no aprendería nunca?" Un golpe de genio, Carolina: la rabia y el amor en una sola frase.
Ya echaba de menos Ran.
Un abrazo

Carolina dijo...

Xibeliuss, jaja, gracias!
La verdad es que sí, ahora la Flor siente rabia y amor a partes iguales, aderezados con unos pequeños celos que no le vendrán mal, nada mal a ninguno de los dos. Yo también echaba de menos escribir un nuevo capítulo, pero tú más que nadie comprendes que para algunos de nosotros el verano supone más volumen de trabajo y menos tiempo para nuestras cosas.
Abrazos, samurái.

Sidel dijo...

Me encanta la importancia que le das a los caballos, pues yo los adoro, me parece un animal muy noble, los he montado e incluso me cai de uno, pero admiro su fuerza, su velocidad y su saber estar. Esto se pone muy interesante, el pasado vuelve a por Bara y se llama Nakamura, jejeje. Hanako podrá aclaralo todo con takeshi o tendrán que salir a la carrera con Kamikaze...Ya nos sacarás de nuestras conjeturas...Lametones de lobo.

Arena dijo...

Resulta muy graciosa la escena de Hanako con su comentario, sabes, me imagino las escenas de tus relatos como si estubiera viendo comics de Manga, bueno, no siempre. Y me encanta!!

Arena dijo...

..se me olvidó el Hôyô.

Carolina dijo...

Sidel, ¿me creerás si te digo que jamás he montado a caballo?. Pero yo también los adoro y me parecen muy inteligentes, tanto, que tengo amigas que se dedican a la doma natural y con las que estoy en contacto, para aprender sobre estos animales.
Sí, el pasado viene en busca de Bara y su nombre es Nakamura...creo que Bara es una mujer luchadora y se merece que alguien la quiera de verdad, o...¿puede que no?
En cuanto a Hanako y Takeshi...ya veremos, ya veremos.
Besos de Halcón y de Geisha (to mezclao, que carajo!)

Carolina dijo...

Arena, es un honor que mi relato te provoque imagenes en tu imaginación, sean medio reales o sean como dibujos de manga...eso quiere decir que puedo transmitir ideas a través de palabras, escenas que se forman en las mentes de otras personas.
Me halagas, amiga, hôyô, Arena-san!

Mián Ros dijo...

El protagonismo que alcanza Kamikaze es extraordinario. Es poderoso, noble, dócil y cómplice cuando aparece. Mis felicitaciones por la saga, Carolina.

Lamento entrar tan tarde, pero a veces no sé que hago con el tiempo, y te prometo que no soy mago, ni nada que se le parezca... ya quisiera yo, ja ja ja.
Besos, querida amiga.
Mián Ros

Carolina dijo...

Hola, Mián Ros.
Es cierto, quería darle más protagonismo a Kamikaze, siento que tiene un papel importante y específico en esta historia; tu descripción del animal es hermosa y correcta. Gracias.
No te lamentes, yo ahora apenas tengo tiempo para escribir y visitaros, mi trabajo me tiene muy absorvida, y el tiempo...se me va entre todo lo que tengo por hacer.
Es verdad, no somos magos, pero nos comprendemos.
Muchos besos, mi querido amigo.

Noa dijo...

En mi ausencia has mejorado una barbaridad Carolina,¡Enhorabuena gran escritora!, tus relatos cada vez son más precisos. Me ha encantado la historia, ya sabes, como siempre, yo también me inclino por el personaje principal Kamikaze. Fabuloso animal.

Un beso enorme.

He regresado con una historia nueva, espero que os guste. ;P

Carolina dijo...

Noa!!! Qué alegría!!
Gracias, mariposa.
Kamikaze es un protagonista secundario que tiene un protagonismo importante, como contrapunto a los personajes principales, como Hoshi y Taro, secundarios de "lujo".
Me alegra que estés de vuelta, pasaré a visitarte.
Un besote muy, muy grande!!

Nieves Hidalgo dijo...

¡Bieeeeeeeeeen! Has dado un giro estupendo con esos recuerdos de niños. ¡Me gusta!

Anda que lo del caballo. menos mal que ha encontrado a nuestro héroe y va a liberarlo. ¿Verdad?

Hija, me tienes en ascuas.

Besooooooooooooooos

Carolina dijo...

Nieves, me alegra que te guste este giro "inesperado", y lo del caballo...es que es mucho caballo.
¿Liberarlo? No sé si Hanako tiene muchas ganas, la verdad.
Hija, que yo también estoy en ascuas: no sé si hacer que se peleen o que hagan el amor furiosamente...o ambas cosas!
Besoooooooooooooooos paaaaaaaa tíiiii

ADMINISTRADOR dijo...

Me encanta... uno de los que más me han gustado. La aparición de los presagios, los sueños y los recuerdos crea un entramadao entre el pasado, el presente y el futuro muy interesante, lleno de posibilidades y sorpresas.
Enhorabuena Carolina. Espero impaciente la próxima entrega. Hace tiempo me prometí no engancharme a nada que no tuviera principio y fin en el mismo díaque las veía(series, películas... etc) tu has conseguido que rompa esa promesa jejeje.

Un abrazo

JonY dijo...

Carolina, como siempre, te superas a ti misma =) Tienes una gran musicalidad y una narativa muy dulce y clara, que te inunda completamente con sus historias. Me gustaría que algún día pasases por mi blog y poder tener la oportunidad de entrevistarte como la gran escritora que eres.
Un besote y te espero en El Diario de los Libros.

Carolina dijo...

Mercedes, gracias, no sabes cuánto me halagan tus palabras.
Espero no defraudaros con este entramado de recuerdos y pasados y presentes! Hacer que rompas tu promesa es el piropo más bonito que me han dicho.
Gracias amiga mía, te visito pronto, en cuanto me lo permita el trabajo, que ahora tengo mucho.
Un beso enorme de geisha.

Carolina dijo...

JonY, gracias por tus palabras, eres un cielo y prometo visitarte, en cuanto tenga un respiro.
Un besote y un abrazo.