O-KAERI NASAI

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sábado, 26 de junio de 2010

RAN. Capítulo XXVIII. "YÛDACHI" 夕立. El Sonido de la Lluvia



Tabibito to
Waga na yobaren
Hatsu shigure

Sólo viajero
Quisiera ser llamado:
Primer chubasco



Las horas transcurrían lentamente en Las Mil Rosas y un sopor reinaba después del ajetreo de una noche que pareciera que no iba a terminar nunca. La juerga que los hombres de Kasumi empezaron tras emborracharse con licor de sake los había dejado a todos exhaustos y profundamente dormidos. El mismo Hijo de la Niebla descansaba en brazos de dos jóvenes baishunfu*, ajeno a la realidad, a cualquier acontecimiento, sumido en un sueño profundo producto de la enorme ingestión de alcohol durante la noche. El único sonido que reinaba en las habitaciones y en los comedores eran los tremendos ronquidos de los soldados que se percibían desde cualquier rincón de la casa de té, desde los lugares donde iban cayendo un hombre tras otro, derrotados por el último trago.
Bara también dormía, incapaz de perderse una buena fiesta en su local. Se unió a ella en cuanto puso a Takeshi a buen recaudo encerrándolo en los establos, con la esperanza de que un par de noches junto a los caballos le hiciera reflexionar y aceptar su proposición. La Rosa de Kyoto dormía con una sonrisa dibujada en su hermosa boca y soñaba...se hallaba en un jardín inmenso, luminoso, lleno de las más bellas rosas del país. Mil rosas, ni una más y ni una menos, mecidas por un viento suave que las hacía enredarse las unas con las otras. Un imponente samurái se acercaba a lomos de un negro caballo alado y descabalgó pisoteando las rosas, todas menos una. Se acercó a ella y aspiró su aroma, arrancándola después de la planta que la cobijaba. Las espinas hicieron sangrar sus manos y la arrojó lejos, volviendo a montar en su caballo y alejándose hacia la luz del sol, perdiéndose en la lejanía. Pero otro samurái apareció en el horizonte, volando sobre un caballo blanco. Se quedó prendado de la rosa medio marchita, moribunda entre las demás flores. La recogió en sus manos cuidando que no le lastimaran sus espinas y se las arrancó todas, una por una. La rosa no sintió dolor sino paz...
Bara despertó sobresaltada por el intenso sueño y le pareció percibir un ligero aroma a rosas; se asustó un instante y creyó profundamente que aquel sueño era algo premonitorio, ese sueño tenía un significado oculto. Pero lo descubriría después, estaba cansada. La Rosa volvió a adentrarse en el mundo de la inconsciencia.

Taro estaba medio adormilado, su cuerpo descansaba bajo la sombra de un enorme cerezo en flor. Hoshi lo observaba sonriente. Tomó una brizna de hierba y la introdujo un poquito en el oído derecho del general, haciéndole cosquillas. Taro levantó la mano para intentar apartar al enojoso insecto que quería perturbar su medio sueño. Apenas lo consiguió, porque inmediatamente volvió a incordiar su oído. Enfadado abrió un ojo lo suficiente para percatarse que aquella maldita molestia era Hoshi...Hoshi, su estrella. Disimuló que volvía a quedarse en trance, y cuando la mujer volvía a intentar molestarlo, Taro la agarró del brazo y la hizo caer en la yerba, pegándola a su cuerpo y dejando volar sus manos por debajo de la suave seda de su kimono.
-Taro...¡Taro!, ¡me estás haciendo cosquillas!-Hoshi no podía dejar de reir con su rostro ruborizado.
-Te mereces un castigo por importunarme.-Taro continuaba con sus caricias, uniéndose a la risa de ella.
-No...no...po...podemos, po...por favor...Taroooo, están, estamos, ellos...
-Ay querida, realmente eres como un volcán a punto de entrar en erupción, escupiendo palabras: po-po-po.-Taro continuaba riendo y Hoshi le miraba sorprendida.
-Escucha mi general, debes saber que encontré a Nakamura y ¡Ashikaga vino con él!. Les pedí que me permitieran venir a buscarte. Así que quítate de encima mío y guarda tus manos en tu armadura para mejor ocasión. Nos estarán esperando y  no querrás que se impacienten y salgan a buscarnos; ¿o acaso te gustaría que te encontrasen con tus manos bajo mi kimono?.-Hoshi lo miraba impaciente.
-Bueno, a lo sumo creo que sentirían unos celos intensos al comprobar que la estrella más hermosa de Japón se deja manosear por un decrépito samurái como yo...
-¡Taro!,-se escandalizó Hoshi-, tú no estás decrépito y yo...yo ¡manosear!, ¿dijiste manosear?. Pedazo de...
Taro no la dejó terminar, se apoderó de sus labios y la besó profundamente, largamente, privándola del aire para respirar. Con un gruñido se apartó de su rostro y le besó la punta de la nariz, poniéndose de prisa en pie y ayudándola a levantarse, antes de que el arrepentimiento lo obligara a volver a tumbarla en el suelo y hacerle todo aquello que deseaba desde que la volviera a ver.
-Andando, pequeño volcán, vamos a ver al general y al Shogún.
Cuando Hoshi se dio la vuelta, sintió un fuerte manotazo en su trasero.



El silencio reinante invitaba a salir de la habitación y observar lo que estaba sucediendo en la estancia. Hanako abrió la puerta lentamente y en su boca se dibujó una sonrisa. El guarda apostado en el piso para vigilarla estaba dormido, al parecer por los mismos motivos que los demás, imaginó Hanako, por el tufo intenso a alcohol y la neblina densa del humo de las hierbas fumadas y que aún persistía en el aire. Decidió que ese podría ser un buen momento para escapar. El atronador silencio le trajo el sonido de la lluvia que empezaba a caer en el valle; para resguardarse de ella tomó una manta de lana, lo único que había en la austera habitación. Recorrió el pasillo con pasos silenciosos y cortos, muy cortos, como sólo una concubina adiestrada en las artes sabe caminar para que no se advierta su presencia. Bajó las escaleras hacia la salida e intentó abrir la puerta, la cual cedió con facilidad. Risueña, se lanzó al exterior y corrió hacia los establos en busca de una montura que le facilitara la huída.

Ashikaga ordenó instalar un pequeño campamento donde guarecerse de la lluvia que amenazaba con convertirse en un intenso aguacero. El general Nakamura impartió las órdenes pertinentes para que los soldados comenzaran a trabajar e instalaran las pequeñas tiendas. Los caballos fueron reagrupados pero Kamikaze no se hallaba entre ellos. "¿A dónde habría ido ese caballo con este tiempo?", pensaba Ashikaga.
El viejo Shogún estaba más que harto de aquella guerra, de las sublevaciones de los campesinos soliviantados por las ansias de poder de sus daimyo, sus señores feudales. Debería concertar reuniones con ellos y con los ji-samurái, reuniones clandestinas, por supuesto. Pero para ello necesitaba a Takeshi y debía liberarlo fuera como fuera de las garras de aquella maldita mujer con nombre de flor.
Y caería sobre ella como el aguacero a punto de derramarse.


YÛDACHI  夕立 : Aguacero, chubasco, lluvia repentina de la tarde.
BAISHUNFU :  Prostituta.

Haiku:

Matsuo Bashô (1644-1694). Traducción de José María Bermejo.

Este relato es propiedad de su autora y está protegido.

13 Hablan los Danna:

Arena dijo...

Espero que Bara sepa interpretar ese sueño y sea justa para dejar a Takesi libre y hacer su camino.
Taro y Hoshi son como dos pajarillos con muchas ganas de jugar..
Hôyô Carolina

Carolina dijo...

Arena, yo también lo espero, que los sueños...sueños son, pero a veces intentan decirnos algo.
Taro y Hoshi son personas maduras que acaban de encontrar el amor por primera vez en sus vidas y lo están viviendo como dos adolescentes.
Hôyô.

Xibeliuss dijo...

Si, Bara debería intentar sacar algo del sueño: aunque muchas veces son sólo sueños, incluso de ellos se puede aprender lecciones válidas.
Un abrazo, carolina

Carolina dijo...

Xibeliuss, creo que Bara no es tonta y se dará cuenta del significado de ese sueño. ¿Será premonitorio?...ya lo veremos.
Un abrazo grande.

Nieves Hidalgo dijo...

Me gusta ese sueño, pinta bien.
Ahora que como Hanako te marche, no te perdono.

Voy a seguir con el otro capítulo.

Besos medio enfadados

Nieves Hidalgo dijo...

¡Vaaaaaaaaaaaya! Si no hay más por hoy, creí que tenía dos para leer y me has dejado con las ganas.
¡Cachis!

Besos enfadados del todo

Carolina dijo...

Nieveeees, que te me pierdes!
Eso me gusta, me quiere decir que tienes ganas de más!
Pues no sé si Hanako huirá o no...recuerda que se dirige a los establos, donde está encerrado Takeshi...tarararatararara....(música de suspense).
Lo de que te enfadas no te lo crees ni tú, brujilla!! Venga, que pronto le daremos una alegría a más de uno (Taro y Hoshi no la necesitan, ya se lo montan por su cuenta).
Besos de alumna de bruja que no se cansa jamás de tus agudos y divertidos comentarios!

Sidel dijo...

Genial como siempre!!! Haces que los personajes sean tan cercanos, tan tiernos: la estrella metiendo la brizna en la orejilla de Taro, jajaja. Me ha encantado el misterio del sueño de Bara y lo mejor Hanako va hacía su amante aunque no lo sepa. REENCUENTRO, REENCUENTRO!!! (coreado)
Me encantaría tener esta novela al completo en mis manos. Besotes halcón!

Carolina dijo...

Sidel, sí, REENCUENTRO, jaja.
Ojalá que algún día puedas tenerla en tus manos, veremos qué se puede hacer.
Besotes, lobo!!

Mián Ros dijo...

Un sueño que puede abrir nuevas puertas. Hanako que ha sabido buscar su momento. Esto parece que tiene buena pinta... esperemos el desenlace.

Como siempre, me encantó leerte, Carolina.
Besos,
Mián Ros

Carolina dijo...

Y realmente ese sueño abrirá nuevas puertas, como bien dices, y nuevas alegrías, espero.
Gracias, me encantó tenerte aquí de nuevo.
Besos, amigo.

Nieves Hidalgo dijo...

Ahora sí. Énterito. jejeje.
Voy por el siguiente, que estos desfasada.

Besos

Carolina dijo...

Nieves, hija, que ímpetú!
jaja
Besos