O-KAERI NASAI

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domingo, 20 de junio de 2010

RAN. Capítulo XXVII. "GENZAI" 現在. El Presente abre sus Puertas




No ni yama ni
Ugoku mono nashi
Yuki no asa

En la montaña
Y en el llano, quietud
Día de nieve



Hoshi desmontó y corrió a toda prisa hacia la tienda más grande ubicada en mitad del campamento profusamente iluminado con cientos de antorchas, suponiendo que pertenecía al general Nakamura. Entró en ella en volandas, sujetándose el kimono que amenazaba con arrastrarla en su vuelo y se detuvo bruscamente al ver a los hombres allí reunidos.
El shogún Ashikaga, el hombre más importante del Imperio tras el Emperador, la miró y sonrió al reconocerla.
-¡Hoshi!, ¡la estrella de mi querida Hanako!. Pero...¿qué haces tú aquí?. ¿Qué vientos te traen?.
Hoshi se arrodilló en la mullida alfombra que cubría el suelo de la tienda, e inclinó la cabeza en una profunda reverencia de sumisión y respeto ante su máximo Señor.
-Konban wa, o-genki desu ka?
-Hai, genki desu*,-respondió Ashikaga.
El Shogún acudió presto para alzar a la sirvienta del duro suelo y preguntarle por La Flor de Oriente, su más preciada niña, que era para él más que una esposa, una hija, una protegida.
-Señor, Hanako está en serio peligro, los traidores a vuestra causa la han secuestrado. Por los dioses, Señor, debéis venir, debéis acompañarme, yo... ¡Taro!, vuestro general está allí sólo, Señor, yo...los tienen retenidos en la casa de té de Bara, La Rosa de Kyoto...
Hoshi temblaba nerviosa y presa de un ataque de nervios. Ashikaga intentaba tranquilizarla.
-Hoshi, no temas, vamos a ponernos en marcha ahora mismo. Díme, ¿conoces el camino de vuelta a ese lugar donde retienen a Hanako y a Takeshi?
Hoshi respiró varias veces para devolver de nuevo aire a sus pulmones.
-Kamikaze me guió hasta vuestro campamento, yo...no sabría volver.
El general Nakamura surgió de entre las sombras y miró a Hoshi y a su Señor.
-Si Kamikaze pudo encontrarnos, no cabe duda que nos guiará también para descubrir el camino que nos lleve hacia La Flor y Takeshi. Señor, pido que me reservéis el encuentro final con Bara.
-¡Sea Nakamura!...Tendréis lo que deseáis.-El Shogún puso a Hoshi y Kamikaze al frente de su comitiva.
-Montad y cabalgad hacia nuestro objetivo, -susurró Ashikaga- el traidor pronto caerá en nuestras manos.
Nakamura montó en su corcel y sintió que su corazón latía de ansiedad ante el próximo encuentro con Bara.

La Rosa de Kyoto miraba a Takeshi a los ojos, sin pestañear, sin dejarse intimidar por su hostilidad.
-¿Quieres saber lo que quiero?. Quiero que seas mío, que te cases conmigo.
Takeshi retrocedió un paso como si lo hubieran abofeteado.
-¿Qué has dicho?. Mujer, estás loca, rematadamente loca. Proponerme matrimonio, ahora, después de lo ocurrido, y ahora que aborrezco mirarte a la cara. Muy presuntuoso de tu parte. ¡Dioses!-a Takeshi se le escapaba una risa diabólica-, estás realmente desesperada, ¿o me equivoco?.
-Cree lo que quieras, pero te deseo. Y deseo que seas mi esposo. ¿Qué hay de malo en ello?.
-Pues que ignoras lo que yo siento y deseo, y no te deseo a tí.
-Entonces, es por esa mujer.
-No, cariño, no es por esa mujer, es por tí. Por tus celos y tus envidias, por tu falta de escrúpulos, por tu ambición...todo ello me apartó de tí. Tus ansias por pertenecer al clan Hosokawa fue lo que nos separó y ahora...ya me liberé de tí, pues ya nada me importas.
Bara le rodeó la cintura con sus largos brazos.
-Pero si quieres que la mujer sea liberada...deberás acceder a lo que te pido.
Bara acarició la cara de Takeshi. El samurái dio un paso atrás rechazando su contacto.
Pidió a los dioses que Hanako comprendiera la decisión que acababa de tomar, y pidió a los dioses que le ayudaran si así no era.
-De acuerdo, Bara, me casaré contigo. Pero deja que Hanako se vaya, déjala, por lo que más quieras...




Hanako se aseó y se vistió con las nuevas ropas que le proporcionaron, pero no se sentía cómoda; limpia sí, pero una persistente suciedad permanecía en su interior. Un sentimiento de tristeza y vergüenza ya se había adueñado de su corazón, de su nueva vestimenta y de su entrega al samurái al que había amado con toda su alma. Debía encontrar una forma de escapar, sea como fuera. No soportaría ver a Takeshi junto a esa...mujer. Y no soportaría dejarse languidecer ni abandonarse por ese amor que no tenía futuro. Escondió tras sus ropas nuevas sus nuevos sentimientos y se dispuso a esperar el momento oportuno.

Nakamura dio el alto a sus hombres, después que Hoshi a lomos de Kamikaze se detuvieron de repente. Ashikaga  miró a su general y asintió con un movimiento de su cabeza que aquel era un lugar idóneo para acampar, cerca de La Estancia de las Mil Rosas. No perdió ni un minuto Hoshi en pedirle a su Señor que la dejara ir en busca de Taro.
-Ve, estrella, busca a tu soldado y díle que lo esperamos. Díle que los dioses quieren que nos encontremos. Sin él no podremos terminar lo que el cielo empezó. Vé, búscalo y tráelo.
No comenzaremos esto sin él.
Hoshi dobló su cintura en una profunda reverencia y, dando una media vuelta, corrió en busca de Taro, tropezando con las telas de su kimono que casi provocaron su caída. Ashikaga y Nakamura cruzaron sus miradas y resolvieron aguantar las risas, reconociendo el entusiasmo de aquella mujer con respecto a su más fiel samurái y aliado.
"Que los dioses nos asistan", pensó Nakamura..."jamás hubiera creído que las mujeres fueran tan importantes en esta guerra absurda. Ônin, La Destructora, menuda ironía... puede que el destino te llame en un futuro, La Creadora".
Así lo quieran los dioses.



GENZAI 現在 : El Presente, como concepto general, diferenciado de GENGITEN 現時点, punto en concreto del Presente (en este momento actual).
*Konban wa, o-genki desu ka? : Buenas noches, ¿Cómo está Usted?.
Hai, genki desu : Estoy bien.

Nota de la autora.: La guerra Ônin nunca tuvo ningún apelativo. Cuando hablo de Ônin como "La Destructora" o "La Creadora", es absolutamente fruto de mi invención.


Haiku:
Kaga no Chiyo (1703-1775). Traducción de José María Bermejo.

Este relato es propiedad de su autora y está protegido

12 Hablan los Danna:

Arena dijo...

Carolina, Takeshi no puede casarse con esa bruja, está haciendo mucho daño sobre todo a Hanako, tiene que haber otra solución...
un abrazo

Xibeliuss dijo...

Oh, oh. Takeshi, pese a sus buenas intenciones, se está precipitando. Espero que sus amigos lleguen a tiempo; de lo contrario, esto va a tener muy mal arreglo.
Un abrazo, Carolina

Sidel dijo...

Estoy con Xibeliuss, ¿por qué se precipita tanto takeshi?? sabemos que la vida de Hanako esta en juego, pero espero que haya accedido a casarse con esa mala mujer, mientras se le ocurre algo...
Espero que los soldados lleguen a tiempo de impedir esa locura. Puff como la bella Hanako se enteré de la proposición y aceptación de matrimonio, pueden dominarla los celos y la inseguridad abrir una brecha en su corazón... Carolina nos tienes en ascuas!!! aullidos de emoción!

Carolina dijo...

Uyyy amigos!! me abrumáis, cuántas sugerencias para este relato improvisado que crece día a día gracias a vosotros!! besos a todos!
___

Arena: yo tampoco quiero que se casen. ¿Qué hacemos?
___

Xibeliuss: tienes razón, es una decisión muy precipitada, ¿crees que Nakamura llegará a tiempo?
Un abrazo.
___

Sidel: ¿crees que es una estratagema de Takeshi?
Quizás ama tanto a Hanako que no duda en aceptar cualquier cosa a cambio de su bienestar...
___

A todos: me alegráis siempre el día con vuestros comentarios y aportaciones, e, indirectamente, ayudáis a que este relato tome forma pese a lo que yo tengo pensado.
Besos de geisha y abrazos de samurái

Mián Ros dijo...

Madre mía, pobre Takeshi. Menudo embolado en el que le ha metido la bruja de Bara.
Bueno, ya veremos por dónde rompe esta nueva corriente.

Un placer seguir la saga RAN, Carolina.

Besos,
Mián Ros

Carolina dijo...

Mián Ros, tienes razón, ¡menudo embolado! (un secreto: no sé cómo voy a sacarlo de esta situación).
A ver por donde rompe.
Un placer, como siempre, tenerte aquí.
Besos grandes, Mián!

Nieves Hidalgo dijo...

¡¡¡Noooooooooo!!!
Vamos, ni se te ocurra casarle con Bara, que es una.... una....
Dejamos de hablarnos, fíjate lo que te digo.
¿No le puede dar a Bara un jamacuco? ¡Yo qué sé! Que se de un golpe en la cabeza y se olvide de nuestro hombre.
¡Estás como un cencerro, Carolina! jajaja

Besos esperanzados para que Bara cambie de idea.

ADMINISTRADOR dijo...

¡¡Que los kamis nos asistan!!! La que te han liado los personajes... A ver por donde se deciden a caminar... Yo confío en tí. Estoy tranquila y espectante..

Un abrazo, Mercedes

Carolina dijo...

Nieves!! jaja! no creí que te fastidiara tanto lo de la boda!!!
Por otra parte, creo que serías incapaz de dejar de hablarme, con lo buena que eres...excepto en tus novelas, que sacas tu vena malvada para tenernos en ascuas.
Dime tu opinión: ¿hago que le de un jamacuco a Bara o mejor le busco un maromo y que le de una alegría al cuerpo?. Conociéndote, creo que sé cuál será tu opción...tralará!
Estoy de acuerdo contigo: estoy como un cencerro, qué bien que alguien lo reconoce y se atreve a decírmelo!!
Besos...¿vas a empezar con los besos graciosos? me encanta la idea!
Besos de geisha que espera que se me ocurra algo para impedir la boda...

Carolina dijo...

Mercedes!! Creo que los kami están de vacaciones...tienen abandonados a nuestros protagonistas!
A ver por dónde va la cosa, y, gracias, muchas gracias, por confiar en mí.
No quisiera decepcionaros.
Un abrazo, Kotori, que eres una parte importante de esta novela.
Besos.

Nieves Hidalgo dijo...

Búscale un guerrero, claro. Ay, pobre, si yo entiendo que en el fondo esté coladita por nuestro protagonista.
Venga, vale, que aparezca alguien que la encandile.
¿Ves como no soy tan mala? Me carcomía la idea de que le diera a Bara un soponcio por mi culpa.
Ahora... Hai, genki desu.

Besos con sabor a esperanza de guerrero cachas para la niña de la casa de té.

Carolina dijo...

Nieves!! que he estado tres días sin poder conectar con blogger, pero parece solucionado.
Queee...vale! que le busco un samurái que la consuele y que le de esa alegría al cuerpo que falta le hace.
Me alegra que estés bieeen.
Me encanta el beso!! jaja.
Besos cariñosos de Bara, agradeciéndote tu preocupación por ella (besos míos también, of course)