O-KAERI NASAI

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domingo, 30 de agosto de 2009

TAIHEIYÔ



Ôumi ni
Shima mo aranakuni
Unahara no
Tayutou nami ni
Tateru shirakumo

En un océano
Sin islas siquiera
Más allá de las olas que no cesan
En alta mar
Se alzan las nubes blancas







"Yo, Taiheiyô, el Inmenso, el Infinito, astuto y soberbio rey de la Tierra, inmenso e inconmensurable, eterno y pacífico, violento en mi orgullo de mareas inalcanzables y pleno en mi tranquila quietud."
"Yo, el Acogedor de vidas, el Enterrador de almas, de oscuros secretos confundidos en mis turbias aguas, Abrazador de vidas singulares y profundas como mis simas verdes y tenebrosas, donde no llega la luz, donde la noche es eterna."
"Yo, ¿por qué yo?"

Las aguas del mar más poderoso de la Tierra temblaron ante los pensamientos que se desprendían de sus abismos ocultos y fríos, de las cálidas y discontínuas corrientes que arrastraban retazos de historia más allá de ideas y convicciones, de estados y de posiciones.
Las aguas se movían inquietas en un caos de sentimientos ajenos y pensamientos extraños, fuertes y duraderos en el tiempo, desde el momento en que fueron depositados en el lecho azul bañado por un sol rojo intenso, testigo de los acontecimientos acaecidos en tierra firme.

Taiheiyô volvió a temblar...

"¿Por qué yo?", se preguntó de nuevo.

Fui creado para dar luz y vida, energía húmeda para la seca tierra, pero ahora acojo en mi seno restos de muerte y destrucción, de odio y de maldiciones sin sentido que sobrevivirán a lo largo del tiempo, impidiendo el olvido, que así sea.

Y yo, soy eterno...

¿Qué hacer con las almas errantes y penitentes que surcan mis caminos, que yacen en las profundidades abismales de mi corazón, en mis tortuosos laberintos de plantas marinas, enredaderas de vidas terminadas prematuramente bajo el cálido sol de un cierto verano?

Cómo puedo acallar las voces de los caídos, suplicando un lugar en la Gloria, un recuerdo entre los suyos. Cómo cerrar mis oídos a los gritos de súplica de una vida mejor para su pueblo y de un descanso definitivo para sus almas, deseando que los lamentos no ocupen mis sentidos.

Mis brazos abarcan lenguas de tierra que absorven y agotan mi capacidad de asumir tanto dolor y llanto.

Yo, el Pacífico, soy el Elegido...

Soy el Enterrador de almas, el acogedor de las voces del Tokkôtai y de la Gran Manta Azul, de sus hombres, barcos y aviones, desunidos por una Hachimaki y una bandera de barras y estrellas, unidos en un instante de muerte que hace a todos iguales.

Soy el portador de las voces en el silencio, desde el Más Allá, paciente, sereno, comprensivo y compasivo, sostén de espíritus en una inmensa y suave superficie de algas submarinas.

Debo continuar en calma y abrir mis campos de coral, para que las voces, que tanto me atormentan, sean siempre escuchadas y atendidas, para que eternamente sean recordadas.
Cuando no lo sean...

Yo, Taiheiyô, El Pacífico, bramaré furioso con aguas negras, alzaré olas oscuras y perderé mi nombre...


TAIHEIYÔ : Océano Pacífico
TOKKÔTAI : Unidad de ataque especial Shinpú. Soldados Kamikazes para los occidentales surgidos durante la 2ª Guerra Mundial.
GRAN MANTA AZUL : Escuadrón de pilotos norteamericanos cuya misión consistía en proteger a los navíos de los ataques suicidas japoneses.
HACHIMAKI : Bandera del sol naciente, símbolo de la flota naval japonesa que los soldados portaban anudada en su frente.


Nota de la autora: Personalmente siempre he creído que los Mares y Océanos que pueblan nuestro mundo, no sólo contienen multitud de vidas distintas, sino que tienen vida propia y por qué no, también pensamientos y sentimientos propios.
Por ello, este relato es un pequeño homenaje a Taiheiyô, el Océano Pacífico, un gran cementerio de vidas humanas que se perdieron en uno de los más grandes conflictos bélicos que ha sufrido el hombre.
Para los que siguieron a la eternidad en sus azules aguas, descansen en paz, y que sean por siempre recordados.



Este relato es propiedad de su autora y está protegido.

sábado, 8 de agosto de 2009

TSUKAHARA BOKUDEN



Hiru fukaku kusa
Fukaku hebi ni nomareru
Kaeru no koe



Avanzado el mediodía
En lo profundo de la hierba
La voz de una rana
Tragada por la serpiente






Despuntaba el alba cuando el ronin escondió su compañera de acero bajo sus ropas, ocultándola a la brillante luz del sol delatadora de su condición. En silencio, recogió el remo que conduciría a la barcaza y a sus diversos viajeros al destino rígido, terminal y monótono que dictaba el lago Biwa, eterno en su quietud, pausado y sin retorno, o, en el más común de los casos, en un retorno equivocado y sin sentido, en círculo sin vuelta atrás.

El orgulloso viajero del Norte, se jactaba inoportunamente de su destreza con la espada, molestando a todo aquel que tuvo el infortunio de compartir espacio e inclemencias con el forastero venido de no sé sabe dónde, fanfarrón y prepotente, fuera de lugar y tiempo, en aquel lago sereno y oscuro, símbolo de paz y tranquilidad, como el remero que guiaba el rumbo de la barca.

El ronin permanecía impasible, escuchando las imposibles historias de aquel engreído y petulante imitación de un guerrero samurái, sus ojos velados por su sucio y raído sombrero de paja de laborioso trabajador de los campos de arroz mercenarios, en los que dejó parte de su vida y sus lágrimas, cuestión de supervivencia en una vida vacía y sin futuro.
Escuchaba al forastero con una media sonrisa en sus labios.

Las gentes de la barcaza, ansiosas de salir por unos instantes de sus monótonas y aburridas vidas, reían sin cesar las bravuconadas de aquella mala imitación de soldado-guerrero valentón e insulso que provocaba risas histéricas y artificiales, risas que escondían la incredulidad de las historias que desgranaban los mentirosos labios del supuesto samurái.

Todos reían, menos el ronin de sombrero de paja raído calado en sus ojos...

El forastero percibió la media sonrisa irónica del guía de la barcaza y se dirigió a él, enfadado, retador, deseando pelear sin sentido, solo por orgullo de petimetre, hablándole con aire triunfal, exigiendo saber el por qué de su media sonrisa, si era guerrero, cuál su escuela y su técnica maestra.

El ronin alzó su sombrero de paja raído y, sin abandonar su media sonrisa le habló serenamente, con voz suave y envolvente.
Le habló de su vida errante, sin dueño, solo siervo de la Justicia, del más débil, siguiendo un camino marcado por el hombre y las estrellas, del amor no correspondido y del aire puro del Universo.

Soy guerrero, respondió.
Mi escuela es el Mundo.
Mi técnica, la de la no-espada.

El forastero del Norte se revolvió al escuchar sus palabras y preguntó a aquel soldado sin rey qué era la técnica de la no-espada, técnica imposible puesto que no existía guerrero si no existía un arma que lo acompañase.

El viejo samurái errante propuso enseñar su técnica al engreído hombretón una vez llegaran a la orilla opuesta del lago Biwa.
Una vez allí, y cuando todos los ocupantes hubieron desembarcado, el ronin y el forastero subieron solos a la barca.
Atravesaron el lago una vez más y el antiguo guerrero hizo desembarcar al hombre orgulloso de sus supuestas hazañas, indicándole que buscara un terreno idóneo para batirse en duelo.

El hombre se adentró unos metros tierra adentro, los suficientes para que el ronin se alejara de la orilla, al tiempo que le decía:

"Esta es la técnica de la no-espada".

Y siguió remando hacia el otro lado del lago...


RONIN : Antiguo samurái que ha perdido a su Señor y se ha convertido en mercenario o vagabundo errante.
BIWA : Lago de la isla japonesa Honshû.
SAMURÁI : Soldado al servicio de un señor feudal.



Nota de la autora: Este relato es una versión libre de una auténtica leyenda japonesa, la leyenda de Tsukahara Bokuden, samurái que existió realmente (1490-1571), y que se convirtió en Ronin (guerrero errante) y fue monje Zen, viajando por todo Japón y enseñando su sabiduría. La leyenda de la no-espada se conoce también como "vencer sin desenvainar", y alude al hecho de que no es necesaria la fuerza sino la inteligencia para vencer a los enemigos.

Este relato es propiedad de su autora y está protegido.

sábado, 1 de agosto de 2009

MANEKI NEKO





Atsui kara hei
O aruite neko ochita



Un gato caminando sobre la tapia
Se ha caído por el calor






La cueva abrió sus puertas al mundo exterior con la nueva luz del amanecer, permitiendo a los primeros cálidos rayos de sol alcanzar las frías y húmedas paredes del camino al inframundo de Hakkiri, la Bruja más poderosa y temida de Hokkaidô, el Camino del Mar del Norte, la isla de aguas calientes, fría, eterna y mágica...

Desde el sur, una brisa calma y extraña arrastraba consigo aromas de Sakura en flor y unos ojos rasgados no humanos observaban con detenimiento las partículas traídas a través del aire.

Una mirada astuta e inteligente, conocedora de otros tiempos, anidaba en el cuerpo físico del animal, en su cabeza, en su pecho, en sus patas, atrapando el alma y el espíritu de Bastet, la cual recibía con estremecimiento los rayos de sol tan familiares y acariciadores...

La diosa se recreó con intenso placer en el nuevo día filtrándose entre las nubes blancas del alba. Recordó la vieja lucha con Sekhmet, su antagónica personalidad y alzó una de sus patas al viento, sintiendo su agradable frescor. Sus largos bigotes arañaban y percibían aromas venidos de lejos, de muy lejanos lugares añorados, de tiempos acaso remotos también en su memoria, tiempos de alegría, buena fortuna y prosperidad.

Ella era Bastet, estaba allí y era la diosa de la suerte...

Su juicio acompañaba a la Majo desde hacía siglos, postergando el sufrimiento que supondría la visión del futuro para los hombres, futuro vedado a ojos humanos, claro como el alba que despuntaba para sus ojos felinos, ojos verdes color Camino del Mar del Norte, enigmáticos y embriagadores. La sabiduría se veía asomándose cauta en sus pupilas, oteando el espacio y absorviendo conocimientos infinitos, haciéndose más grande su comprensión del mundo y del inframundo, de la bondad y la maldad, apreciando quién, de entre los seres vivos existentes en la Tierra, podrían ser merecedores de la buena fortuna que ella poseía.

Maneku erizó el pelo de su lomo y se arqueó al percibir una presencia extraña, Sekhmet habló susurrando en sus oídos, hirviéndole la sangre. De su boca surgió un ronco bufido, en alerta sus felinos sentidos y sus zarpas prestas al ataque. Aspiró el aroma de la brisa y observó cauta y tranquila. Sintió la presencia del hombre aproximándose a la cueva y conoció su espíritu... Masutani llegaba desde la vida oculta, el soldado que ofreció su vida y su alma, venía en busca de consuelo para los suyos, pues él no quería nada para sí, alcanzada ya la gloria con su muerte. Hizo callar la voz de Sekhmet y sacudió la cabeza, librandose de su violenta influencia.

La diosa se alzó sobre sus patas traseras levantando las dos manos, dando la bienvenida, y aguardó la súplica del guerrero. Éste no habló, únicamente se inclinó ante ella y depositó a sus pies sus pertenencias más sagradas, su petición de protección y fortuna para su familia.
La gata recogió las cintas del honor y miró al hombre, prometiéndole que las llevaría al lugar al que pertenecían, devolviendo la paz y la tranquilidad a quienes lloraban por él y otorgándoles una fortuna merecida por el desconsuelo y la fortaleza mostradas.

El espíritu del soldado voló con el viento, dejando caer una flor de Sakura. La diosa la miró, recogió las prendas de honor y coraje y emprendió rauda el camino hacia el bosque, buscando, atrapando en sus sentidos el olor de los descendientes merecedores de la suerte de Masutani.

Encontró en esa mañana, a quien otorgar la dicha y la fortuna de la que era su mágica portadora desde que el Mundo es Mundo...

Como era su deber y como debía suceder...


MANEKI NEKO : Gato de la suerte o gato de la fortuna
HAKKIRI : Decir las cosas con claridad
HOKKAIDÔ : Segunda isla de Japón
SAKURA : Cerezo, flor del cerezo, emblema de Japón
BASTET : Diosa egipcia de la protección del hogar, de la armonía y la felicidad, personificación de los rayos del sol, representada por una mujer con cabeza de gato
SEKHMET : Diosa antagónica de Bastet, simboliza la parte maligna y violenta del sol, representada por una mujer con cabeza de leona
MAJO : Bruja

Nota de la autora: Maneki procede del verbo Maneku, que en japonés significa "invitar a pasar" o "saludar". Neko significa "gato". Juntos significan, literalmente, "gato que invita a entrar". Según la tradición japonesa el mensaje que transmite el gato alzando su pata es: "Entra, por favor, eres bienvenido".
El Maneki se representa con la pata derecha levantada, significa que trae prosperidad y dinero. Con la pata izquierda levantada, significa que atrae visitas. Con ambas patas levantadas, protege al hogar. también existen en diferentes colores según sobre que circunstancia se quiere atraer la buena fortuna (negocios: plata o dorado; amor: rojo; cumplir los sueños: azul; fortuna a los viajeros: tricolor -blanco, negro, naranja- llamado Calico, y muchos otros más).
Se ve frecuentemente en tiendas, restaurantes y otros negocios y en la pata derecha se le coloca una moneda antigua llamada Koban. Lleva un collar con cascabel para ahuyentar los malos espíritus y se elabora en porcelana y cerámica.
Las referencias en el relato a las diosas egipcias Bastet y Sekhmet son debidas a que creo personalmente que religión y creencias diferentes, de pueblos diferentes, están íntimamente relacionadas, y que, en el fondo, todas se refieren a un mismo estado espiritual, emocional e intuitivo del ser humano, que le lleva a creer en las mismas cosas, aunque les pongan nombres distintos.
Existen muchas leyendas sobre el Maneki Neko... ésta es la mía.

Relato dedicado a "Miso" (Cuquiño), el gato de Sidel , y a los dos felinos que pasaron por mi vida y la hicieron más feliz, "Gato" y "Kiss", siempre en mi corazón.

Relato especialmente dedicado a Nieves Hidalgo, escritora y amiga, por su cariño y su apoyo. Que Bastet te cuide y proteja siempre.

Este relato es propiedad de su autora y está protegido