O-KAERI NASAI

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domingo, 31 de enero de 2010

KATANA






Inazuma ni
Satoranu hito no
Tôtosa yo


Qué santidad
la del hombre que ante un relámpago
no comprende la Realidad






Tsuka y Nagasa se enfrentaron, mirándose retadoramente.
Se conocieron en la forja del maestro creador de los antiguos sables, para ser compañeros de los temibles soldados del Imperio. Sudor, acero, esfuerzo y maestría se reflejaban en sus miradas, en el filo rasgado de sus ojos. Se enamoraron, y entendieron que su existencia dependía el uno de la otra, comprendieron que su unión era necesaria, y que aportaría vida al mundo para el cual nacieron.

Tsuka vestía de negro. La novia prescindió del blanco, pues no es color de vida sino de muerte, el color de la mortaja del Samurái, su existencia protegida bajo el O-yoroi. La piel del tiburón era su Same, su ropaje de gala, su envoltorio protector que la unía a Tsuka-Ito, la encordadura que conectaba su existencia con el mundo exterior, y del cual, era su corazón.
Tsuka se adornó para Nagasa, se adueñó de Menukis que volaron a sus costados, para realzar su belleza y unir su vida a la de su amado, sumando suerte para su futura familia, suerte en las guerras y combates.

Nagasa respondió, y al calor de la forja, meciéndose entre el fuego, se dividió en tres partes, alumbrando tres compañeros más para Tsuka.
De su fuerza y del acero surgieron Nagako, Sasaki y Kissaki.
Nagako se introdujo en ella, fieramente, uniéndola a Nagasa por siempre y para siempre; Sasaki brilló como el sol, creciendo de su vientre, despertándo al espacio con su longitud; Kissaki besó el aire con su punta mortal, jurándole fidelidad, protección y vida. Los hijos del fuego habían despertado...
Tsuba acudió veloz, adornada y hermosa como dama de honor, ostentando símbolos de su país, flores y plantas milenarias para sellar definitivamente la unión de los amantes.

El herrero contemplaba el nacimiento de su obra, la llegada al mundo de un arma mortal, única en su esencia y en su espíritu, llena de vida para su portador, el elegido...

El fuego venido desde el mismo Infierno transportó en su viaje las manos del artesano, doblando la hoja, una vez y otra, cientos, miles de veces, golpeando y dándo vida al acero, golpe a golpe de martillo, ignorando el sonido de la tortura que cubría su futuro esplendor.

Habaki y Fuchigane acabaron de forzar la unión, testigos únicos ante el maestro herrador del nacimiento de la brillante hoja de luz, portando su prestigio y su conocimiento, inmóviles ante el sol del amanecer. Con su presencia, quedó sellado el sable por toda la Eternidad.

La Vida del Samurái, su espléndida Señora, su eterna protectora, estaba a punto de contemplar la Luz del Sol...

La ligera, la "Segadora de Almas", cobró vida ante los ojos del maestro, del sensei herrador...

Permaneció quieta, demostrando su poder infinito, su vibrante estructura y susurró al viento su fuerza y su furia.
Lanzó al espacio una llamada de complicidad, para que acudieran sus hermanos y estuvieran presentes en el momento de felicidad y de unión. A ella respondieron  Hi, poderoso moderador de las tensiones, bajo cuya directriz, los sucesos seguirían su rumbo, imperturbables, garantizando solidez y resistencia en el amor entre los esposos; Mekugi, cuerpo flexible, bambú que anudó y ató los sentimientos de los esposos, atrapando con ellos a su propia mujer, Mekugi-Ana.. para evitar que el tiempo deteriorara su relación y su vida en común.

La Luz del amanecer siguió conquistando a nuevos invitados que acudieron al nacimiento del amor entre marido y mujer;  Moto-Haba y Moto-Kasane, los cuales se acoplaron a Nagasa, regalandole grosura y anchura, poder y fortaleza. Junto a ellos arribaron como un suspiro de humo de la forja Mune y Niké, para dar equilibrio y templanza.
Sori, la madrina, otorgó sus bendiciones junto a Mei, el cual firmó como sacerdote de los dioses,  y sonrieron ambos, iluminados por la luz y el calor del fuego creador, aspirando el olor del acero, del cobre y del bronce.

Una vez unidos para siempre, los esposos y sus invitados se resguardaron en la Saya, su hogar inmortal, perfumada con el aroma de las magnolias y de los sakuras en flor. Atravesaron la puerta, el Koi-Guchi,  y sintieron su protección y su bienvenida, su calor y suavidad, su lecho marital y su descanso.

La Eterna, la brillante hoja del alba, hija del fuego y de la forja, descansó su primera noche bajo la atenta mirada del sensei herrador, el maestro armero que le dio la vida y la existencia, para servir a un único portador, al que ella misma elegiría la segunda noche de su vida,  desde que atrapó la luz del sol.
Faltaba la última y definitiva unión...



El guerrero detuvo su corcel pocos metros antes de llegar a la vieja cabaña donde el armero fabricaba sus hermosas Señoras, las más intrépidas, veloces y fuertes del todo el país. Se acercó indeciso a la entrada, sintiendo un calor intenso debido al trabajo en la forja, los ruidos de los golpes de martillo contra el yunque, creando nuevas hojas de acero, nuevas compañeras al servicio de los hombres que las blandirían con orgullo, seguridad y confianza.
Pero al mismo tiempo llegaba hasta sus oídos un murmullo, un ruido suave e indefinido.
Traspasó la puerta sintiéndose de repente inseguro, sin entender qué le estaba ocurriendo, a él, uno de los grandes samuráis al servicio del Shogún Tokugawa; algo vibró en sus sentidos, reverberando en su cerebro, haciendo latir con fuerza su corazón, erizando la piel de sus brazos, de su nuca, y un escalofrío lo recorrió por entero. Pero no sintió miedo sino una emoción que no podía describir, como cuando un hombre conoce a una mujer y se enamora de ella al ver su rostro por primera vez.
Sabía que estaba allí su Protectora, la que le acompañaría el resto de sus días.

El maestro lo recibió con una inclinación de su viejo cuerpo y mediante gestos le indicó que lo acompañara hasta una cercana habitación. Las puertas se abrieron para dar paso al soldado, y éste quedó mudo por lo que sus ojos contemplaron: las más hermosas y poderosas katanas fabricadas por el hombre; relucientes, espléndidas, con un brillo mortal y cegador reflejado en sus filos.
Las miró, una por una, y volvió su rostro al herrero con un signo de interrogación en la mirada.
El hombre forjador de las katanas comprendió su pregunta y le tranquilizó diciéndole:

-Gran Señor, no temáis por lo que véis, pues sólo una de ellas es para Vos; todas son dignas de vuestras manos, pero existe Una que os acompañará en vuestra existencia y en vuestra muerte. No debéis elegir a ninguna, pues Ella ya os ha elegido a Vos...-

El Samurái sintió en ese mismo instante que un rayo de luz impactaba de lleno contra una de las espadas apartada en un rincón;  tan bella relució en ese momento que su filo iluminó la estancia. Su corazón atrapó el murmullo suave de la hoja vibrando en el aire, transmitiendo su vínculo con el que sería su futuro y único portador.
Se acercó a ella con temor casi reverencial, la llevó a su frente para sentirla más cerca de él, y en un impulso salido de lo más profundo de su conocimiento y de su alma, besó a Tsuka, y acarició a Nagase.
El viejo sensei forjador sonrió a su lado.
La Unión se había completado.





KATANA : Sable largo japonés de un sólo filo, arma del Samurái, del Ronin, y del soldado japonés en términos generales.
TSUKA : Mango de la Katana.
NAGASA : Longitud de la Katana.
O-YOROI : Armadura del guerrero, del Samurái.
SAME : Forro de la Tsuka, confeccionado a partir de la piel de tiburón o de la raya.
TSUKA-ITO : Encordadura del mango, de la Tsuka, cuya finalidad es que la mano del samurái no resbale al contacto con el Same.
MENUKI : Aplicaciones metálicas ornamentales en los laterales del mango -Tsuka-, considerados amuletos, están en contacto con los dedos del samurái y son muchas veces una joya de familia.
NAGAKO : Extensión de la hoja que está engarzada en el interior de la Tsuka y que sirve de nexo de unión entre el mango -Tsuka- y la hoja -Nagasa-. (Espiga).
SASAKI: Filo entendido como la totalidad afilada de la hoja.
KISSAKI : Punta del arma que está afilada con total precisión y se utiliza para cortar a los enemigos con movimientos rápidos y certeros.
TSUBA : Guardamanos de la Katana, protege las manos del soldado de cortes durante el combate.
HABAKI : Parte metálica ulterior a la Tsuba que ayuda a fijar el Nagako al interior de la Tsuka.
FUCHIGANE : Parte anterior a la Tsuba, de metal y de función aseguradora.
SENSEI : Maestro.
HI : Surco longitudinal en la hoja, utilizado para aligerar la pieza. Otra de sus funciones es absorber y repartir la tensión de los golpes, evitando el deterioro o la torsión de la hoja.
MEKUGI : Pasadores que sujetan la Tsuka (mango) al Nagako (espiga), solían ser de madera de bambú.
MEKUGI-ANA : Agujeros para los pasadores.
MOTO-HABA : Ancho de la hoja.
MOTO-KASANE : Espesor de la hoja en el Habaki.
MUNE : Contrafilo.
NIKÉ : Rebaje del nervio de la hoja.
SORI : Curvatura de la katana.
MEI : Firma del armero, del maestro herrador.
SAYA : Funda de la katana, fabricada con madera de magnolia lacada.
SAKURA : Cerezo, árbol emblemático en Japón.
KOI-GUCHI : Boca de la Saya, reforzada con cuerno de búfalo para evitar el desgaste por rozamiento con la hoja.
SHOGÚN : Gobernador de Japón.

Nota de la autora: Cada vez que me enfrento al proceso de escribir un relato sobre la cultura japonesa me encuentro con muchas dificultades: no entiendo el idioma- muy poco-, y aún menos los Kanji; mucho más difícil es entender sus tradiciones, su cultura y su forma de vida, pero lo intento.

He escrito muchos relatos pero esta vez me he encontrado con un muro casi  inaccesible. Cuando escribí sobre "Naginata", la espada de las mujeres samurái, o sobre otros muchos conceptos,  al buscar información encontré páginas sobre su significado, su uso, etc; con "Katana" no ha sido igual.
Buscando documentación sobre el sable emblema de los soldados y samuráis japoneses solo encontré información sobre las diferentes partes que lo componen, poco más. Pero yo quería hacer un relato, así que me lo planteé como si de una boda se tratase, e ir ensamblando, "uniendo" estas diferentes partes, hasta la unión definitiva con el guerrero que sería su dueño. He dejado atrás muchas otras partes de la katana por no hacer más denso el relato, aún así pido perdón si resulta complicado de leer por las muchas palabras japonesas utilizadas, pero no he podido obviarlas.
Quiero resaltar además, que según cuentan los sensei armeros y expertos en katanas, la elaboración de cada una de ellas es única, y depende de la maestría del forjador al mezclar sus componentes, que la katana sea un arma mediocre o excepcional; y es completamente cierto que es la katana la que elige al guerrero y no al contrario. ¿Cómo?. Bueno, aquí os doy un ejemplo, pero la imaginación es muy poderosa...

LA KATANA: es un sable japonés (daitō), aunque en Japón esta palabra es usada genéricamente para englobar a todos los sables. "Katana" es el kunyomi (lectura japonesa) del kanji 刀; el onyomi (lectura china) es "tō" (pronunciado "to").
Se refiere a un tipo particular de sable de filo único, curvado, tradicionalmente utilizado por los samuráis. Su tamaño más frecuente ronda el metro de longitud y el kilo de peso.
El tipo de Katana más difundido en la actualidad es el conocido como "Oda Nobunaga", en alusión al shogún creador de dicho modelo, de hoja curva y alrededor de un metro de longitud total.


El origen de la katana japonesa se remonta a los siglos X-XII, cuando los chinos de la dinastía Song introdujeron en el país una espada curva llamada "El destripador de caballos" (斩马刀), nombre dado por ser un arma utilizada en combate contra la caballería pesada para destripar el vientre o atacar los cuartos delanteros del caballo. Esta espada, más adelante conocida como sable, simplemente evolucionó hasta la posterior katana Japonesa.

Debido al carácter curvo de su hoja y a su único filo, la katana debe ser considerada realmente un sable. Como tal, está fundamentalmente orientada al corte más que a la estocada. Su curvatura surge de la necesidad de obtener un corte eficaz cuando se maneja desde la montura del caballo; la hoja recta tiende a "empotrarse" en el momento del corte, mientras que la curva obtiene siempre un corte tangencial a la trayectoria del arma y con ello evita que la katana se quede bloqueada.
La katana era utilizada principalmente para cortar y debido a su capacidad de producir heridas muy severas, era considerada una especie de "guillotina de mano". Se la desenvaina con un movimiento axial de rotación, llevando el filo hacia arriba y se la puede blandir con una o dos manos (siendo esta última modalidad la tradicional).
Aunque el arte del manejo del sable japonés, según su propósito original, ha quedado en la actualidad casi obsoleto, el kenjutsu (conjunto de técnicas de sable) dio origen al gendai budō, un arte marcial moderno. Mientras, la esencia de su manejo persiste en el iaidō (antiguamente iai jutsu), que es el arte de "desenvainar cortando" y en el kendō (vía del sable) que es el arte de esgrimir una espada de bambú conocida como shinai y utilizando como protección una máscara (men) y una armadura (bogu).
Las espadas japonesas y otras armas cortantes eran fabricadas mediante un elaborado método de calentamiento reiterado, plegando y uniendo el metal. Esta práctica se originó debida al uso de metales altamente impuros.
La curvatura distintiva de la katana se debe, en parte, al trato diferencial durante el calentamiento al que es sometida. Al contrario de gran parte de las espadas producidas en otros lugares, los herreros japoneses no endurecen el sable completo, solamente el lado que posee filo. El proceso de endurecimiento hace que la punta del sable se contraiga menos que el acero sin tratar cuando se enfría, algo que ayuda al herrero para establecer la curvatura del sable. La combinación de un lado duro y un lado blando de la katana y de otros sables japoneses es la causa de su resistencia a pesar de retener un buen filo cortante.
Para ayudar al manejo de la katana, existe un tipo de arma llamada bokken, en forma de katana, pero de madera, cuya aplicación sirve para perfeccionar el movimiento de la katana sin ningún tipo de peligro y así combatir en entrenamientos.
La Shirasaya (白鞘, Shirasaya literalmente vaina blanca) es en apariencia similar a la katana, aunque carece de Tsuba (guardamano), y su Tsuka (mango), sin un Same (forro) y Tsuka-Ito (encordado) parecen formar una sola pieza de madera junto a la Saya (vaina) al estar la hoja envainada, dandole un aspecto similar a un Bokken. Dadas sus limitaciones, este montaje no se considera un arma efectiva, si no más bien una forma de almacenar una hoja de espada. A pesar de ello, si se produjo un tipo de arma ideada para el combate con estas características, la Shikomizue 仕込み杖, literalmente bastón preparado, donde estas características cumplían la función de disfrazar el arma como un bastón.

Este relato es propiedad de su autora y está protegido.

domingo, 17 de enero de 2010

JISEI NO KU




Shi o mae
Ni shuzushii kaze

El viento frío, indiferente,
pasa ante la muerte


Soy un guerrero, un soldado.
Sirvo a mi Señor desde tiempos remotos, eternos, continuando la tradición de mi familia, depositario de secretos y saberes prohibidos.
Soy un guerrero y hoy dejaré de existir.

Mi cuerpo y mi alma se forjaron bajo las enseñanzas de mi padre, samurái del antiguo clan Minamoto. Mis músculos se desarrollaron con los entrenamientos de los viejos sensei de nuestro ejército, para proteger nuestro mundo y conseguir sobrevivir a los acontecimientos, duros y oscuros que se cernían sobre todos nosotros.

Mis brazos sostienen mi katana en un último entrenamiento, en un desahogo de mi mente que espera, asustada, su final, su último combate, su encuentro con los kami, los protectores de mi hogar...

Recibo con alegría el último soplo del viento en mi cara, los últimos besos del sol, el aroma del cerezo, bendito sakura. Cierro los ojos y respiro profundamente, silenciosamente, mientras pienso en las últimas palabras que dejaré, en mi Jisei No Ku, y mis manos tiemblan...

Recuerdo a Haha susurrándome al oído:
-Hijo querido, eres el heredero de una gran dinastía, el llamado a proteger y guardar las puertas de un mundo especial, grande y poderoso; el imperio del sol naciente, sus territorios, su cielo de nubes llenas y de un sol rojo, cálido y lleno de vida. Un mundo que jamás se extinguirá...hijo mío, eres un privilegiado, guarda con tu vida a tu país y a sus tradiciones, y, cuando llegue el momento, sé capaz de morir por tu pueblo.

Vuelvo a suspirar recordando las sabias palabras de mi madre.
Ahora, en las últimas horas de mi vida pienso en lo que fue mi existencia, en las vidas que segué con Arashi, mi eterna compañera, mi fiel amiga.
La muerte me sigue adonde quiera que yo vaya. Como una fuerza de la naturaleza, no puedo evitarla. La enfrento, la esquivo, pero siempre me alcanza.
-No te quiero, no te necesito-, le digo al viento deseando que le llegue mi mensaje.
-¿Por qué insistes en viajar conmigo? si lo que deseas es hacer íntimos amigos, no me permitas intervenir, no cuentes conmigo. Si quieres almas, búscalas por tu cuenta, déjame que camine solo.



La muerte me acecha, la siento, la oigo, la puedo oler...
Espero que me permita continuar con mis recuerdos un poco más, unos minutos más.

Me inclino ante el altar de oración. Mi espada corta, mi fiel wakizashi, descansa sobre una tela blanca, inmaculada. Su filo brilla como la luz del sol naciente, fuerte y poderosa, luz eterna portadora de vida, la que deberá llevarse mi existencia y mi último aliento.

Siento ahora el frío en mis manos, el viento que sopla en mi cuello y mi corazón se para unos instantes. Resisto, con la imagen de mis soldados enfrentándose a la batalla. Mi padre orgulloso, mirándome con aprobación desde la altura que le proporciona el estar sentado sobre su hermoso corcel negro.
El enfrentamiento va a comenzar; hombres contra hombres, luchando por lo que cada cual cree que es justo, katanas quitando vidas, cortando cabezas, miembros, sangre bañándo mi cara, las caras de mis hombres.
La inquietud se apodera de nuestras filas. La noche se cierra como un enemigo más, las sombras cubren nuestras armas, nuestras monturas, nuestras almas.
Todo está perdido, sólo me queda una salida, la más noble, la que mantendrá mi honor y el de mi familia.

Por ello, acudo al Seppuku; por ello, dejo mis últimas palabras en mi Jisei No Ku.

-"A los dioses clamo en mis últimas horas de vida en este mundo.
Mis pensamientos los entrego a mis antepasados, en los que busco cobijo.
Mi vida fue del Imperio, a él entregué mi corazón, y por él, vertí mi sangre y la de mis hombres.
Por mi pueblo, derramo hoy también mi sangre, definitivamente, con el pensamiento de que inunde las tierras por las que luché, para que crezcan fuertes, hermosas y salvajes.
Mi vida entera la ofrezco, mi muerte la acompaña; un sacrificio dispuesto para salvar lo mejor de mi mundo, de mi país y de su gente.
Deseo que permanezcan nuestras tradiciones, que surjan nuevos sensei, que instruyan, enseñen, eduquen a nuestros hijos; que les iluminen en la creencia de que algún día, un nuevo sol, más luminoso que el nuestro, acogerá a todos los pueblos en un gran abrazo.
Pido a los dioses de mi país que acojan mi alma, que la acunen entre sus brazos como hizo mi madre al nacer yo; pido alcanzar la sabiduría de mis ancestros, ser un Eirei más, recibido con alegría.
Quiero ser un espíritu más en el cielo de nuestros antepasados..."

Bajo la mirada hacia mi Wakizashi, la tomo en mis manos y la acerco a mi vientre...
En un suspiro, estaré con el Sol Naciente...

JISEI NO KU : Poema que redactaban los samuráis antes de la comisión del Seppuku
SENSEI : Maestro
KATANA : Espada larga del samurái
KAMI : Dioses shintoístas
SAKURA : Cerezo 
HAHA : Madre, mamá
ARASHI : Tormenta
WAKIZASHI : Segunda espada del samurái, más corta que la katana.
SEPUKKU : Ceremonia del suicidio, en occidente se la conoce como Hara-kiri
EIREI : Espíritu sagrado.

Este relato está dedicado a Xibeliuss, protector y defensor de su tierra, Sanabria, como un antiguo samurái, creo que sería capaz de defenderla hasta la muerte.


Este relato es propiedad de su autora y está protegido

viernes, 8 de enero de 2010

RONIN


Futatawi wa wataranai
Hashi no nagai
Nagai kaze

El largo puente
Que nunca volveré a cruzar
Viento de eternidad




La nieve golpeaba su rostro duramente, de forma implacable; cuchillas afiladas transformadas en copos de nieve rasgaban su piel, clavaban las garras en sus mejillas, cortando sin piedad la visión del mundo conocido, cercano y que apenas se alejaba de su visión.
Le costaba respirar, le costaba tanto...
Apenas hacía pocos meses disfrutaba de una vida junto a su daimyô, su poderoso señor. Afilaba su fiel "segadora de almas", la poderosa katana que relucía bajo los rayos del sol hasta cegar los ojos de todo ser vivo, deslumbrante y aterradora.
Ahora, era un ser que vagaba sin rumbo, un hombre errante y olvidado, como una ola en el mar, ola esperando a romper en una playa cálida, tibia y acogedora de espíritus solitarios como el suyo.

En el camino de soledad, intuyó que una sombra acompañaba sus lentos pasos...
-¿Quién eres?-, se atrevió a preguntar.
-¿Quién crees que soy?, respondió la sombra.

El ronin detuvo sus movimientos, hasta su respiración quedó en suspenso... la mano derecha empezó a desenfundar su preciosa katana, la izquierda tocó su cintura buscando la wakizashi, pues un soldado no debe perder en ningún momento el contacto con sus amadas señoras, sus protectoras.

El ronin se revolvió entre las sombras que empezaban a acongojarle, y volvió a preguntar:
-¿Quién eres?-

Sintió el viento ulular en los oídos, la nieve seguía golpeándole fuertemente el rostro, y cerró los ojos un instante, dejando que el frío aturdiera sus sentidos y abotargara su mente. No podía creer que nadie más, salvo él, estuviera a su lado. Nada podría seguir vivo bajo la nieve fría cubriendo toda la superficie extendiéndose a su alrededor.

-¿Quién crees que soy?-, repitió la sombra.
-Eres mis fantasmas, mi vida oculta, mi pasado-, respondió el ronin, desafiante.

La tormenta de nieve empezó a tornarse más densa, más violenta, más blanca, y el antiguo guerrero comenzó a mostrarse más altivo y más valiente...

-No te temo, ¿me oyes?,-
El eco acompañó su voz...
-Sé quién eres...-, siguió el ronin. -Eres mi Yo, mi espíritu errante, la voz que sigue conmigo, la esencia que me habla para que no desfallezca, para que no me canse, para que cruce el puente y no vuelva a mirar a atrás.

Quieres que abandone los placeres de palacio, mis privilegios como soldado, las riquezas, el amor de una mujer y el poder sobre los míos.
Quieres toda mi vida... pues tuya es.
Quieres que deje el mundo que conocí y que siga al sol.
Quieres que sea libre, que sea viento de eternidad.
No tengo nada, salvo mi honor, mi palabra, mi fuerza y mi juventud.
Te entrego mi alma, pues perdido el poder y perdido mi señor, perdí mi corazón...


RONIN: Un rōnin (浪人, rōnin) (literalmente "hombre ola" – un hombre errante como una ola en el mar) era un samurái sin amo durante el período feudal de Japón, entre 1185 y 1868. Un samurái podía no tener amo debido a la ruina o la caída de éste, o porque perdía el favor de éste.

Nota de la autora: la manera más sencilla que había para que un samurái acabara siendo ronin era a través del nacimiento. El hijo o hija de un rōnin también era rōnin, siempre que no renunciara a su estatus. A menudo el rōnin por nacimiento soñaba con demostrar su valía para poder jurar lealtad con un clan, convirtiéndose así en un verdadero y auténtico samurái. Aunque esto ocurriera de vez en cuando, era algo infrecuente, reservado a los más talentosos, pues pocos daimyō estaban dispuestos a sentar un precedente permitiendo que un rōnin entrara en su clan. Más a menudo los rōnin eran enviados en ciertas misiones con la promesa de la admisión, para luego negársela basándose en algún tecnicismo.


En la actualidad, en Japón se le suele llamar rōnin a aquellos estudiantes que, habiendo suspendido el examen de ingreso a la escuela o universidad que han elegido para cursar sus estudios, deciden pasar el proximo año estudiando para aprobar nuevamente el examen. Este significado es metafórico: al igual que el rōnin histórico no tenía amo a quien servir, un estudiante rōnin es el que no tiene escuela donde estudiar. Existe asimismo un sentimiento de vergüenza y deshonra al haber suspendido el examen.


El término oficial japonés es kanendosei (過年度生),

DAIMYÔ: Señor feudal japonés.
KATANA: Espada del samurái, ronin.
WAKIZASHI: Segunda espada del samurái, ronin, más corta que la katana.
 
Este relato es propiedad de su autora y está protegido.