O-KAERI NASAI

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martes, 30 de noviembre de 2010

RAN. Capítulo XXXVII "HÔGAKU" 法学 La Ley de los Hombres


Inu o utsu
Ishi no sate nashi
Fuyu no tsuki

Ni una mala piedra
Que tirarle al perro
Luna de invierno


Hasta los árboles
Sienten vergüenza
En Nagasaki



Los hombres miraron a Hosokawa asombrados y después se miraron los unos a los otros. Realmente no esperaban que las cosas resultaran tan fáciles, muy al contrario. Todos estaban convencidos de que serían necesarias largas conversaciones para llegar a un acuerdo, y sin embargo, el traidor les era entregado sin mas. Mudas preguntas se adivinaban en los ojos de los hombres de Ashikaga. El traidor había servido al señor Hosokawa y esperaban una resistencia a la entrega, así que no podían dar crédito a las palabras del guerrero. Hosokawa percibió la inquietud y el asombro y se dirigió al gobernador del país.
-Señor, el traidor es vuestro -empezó a explicar con una inclinación de cabeza en señal de respeto-. No os asombréis de mi decisión, no es producto del instante, sino que ha sido largamente meditada. No deseo tener más tratos con Kasumi, mi sentido del honor me lo impide y la deslealtad a un clan debe ser castigada.
Raion, Taro, Nakamura y Takeshi aguardaban impacientes la respuesta del shogún.
-Hosokawa, no dudo de que tu sentido del honor es muy elevado y así lo siento pese a haberte enfrentado a mí, a Yanama, y a todos los clanes importantes del país -ambos hombres sostuvieron firmemente sus miradas, desafiándose-. No tengo más remedio, y es mi obligación, que llevarme al Hijo de la Niebla y someterlo a la Ley de los hombres en un juicio justo. Después, que comparezca ante la Ley de los dioses.
-Sea, es su destino. Marchaos y cumplid con la justicia. Tenemos una guerra que continuar.
Ashikaga respondió con otra inclinación de cabeza en señal de respeto como la que Hosokawa le había regalado anteriormente.
-Espero que no por mucho tiempo.
Salió de la habitación encaminando sus pasos hacia el exterior de la Casa de la Paz Eterna seguido de sus hombres.

En el campamento las mujeres acabaron de celebrar la ceremonia shintoísta con gran alegría. Sus muertos descansarían en paz, alumbrados por el camino a Eien, la Eternidad, que ellas les habían construído con sus oraciones. La vida continuaba, un poco más triste por los que se fueron y esa tristeza era también por ellas mismas, que jamás volverían a ver los rostros de los amigos queridos; el viejo general Kazuo, los valientes Hiroshi y Tetsu, caídos en la primera batalla...todos serían recordados y venerados como nuevos dioses en el olimpo de los Kami. Tan abstraídas estaban en sus pensamientos que fueron tomadas por sorpresa por una avanzada del clan Uesugi, un clan independiente a los demás pero contrario al shogún. Akisada, su líder, reconoció al instante a La Flor de Oriente, la concubina del gobernador, y una ligera e irónica sonrisa asomó a su rostro. Quizás, si la llevaba consigo podría adquirir alguna ventaja en su posición frente a los demás clanes. El shogún daría su vida por ella, estaba convencido. Los hombres del clan rodearon en un instante a las mujeres y a los hombres que las protegían, en un círculo cerrado que les impedía toda escapatoria. Hanako estaba asustada y se aproximó en un abrazo protector a Bara y Hoshi. Parecía que la mala fortuna las acompañaría siempre, no dejándolas ni un respiro. Los soldados fueron maniatados y dejados a su suerte, mientras que las mujeres fueron obligadas a montar a los caballos, cada una con un soldado del clan, para tenerlas bajo control. Akisada se enfrentó a la mirada retadora de Hanako y se acercó a la mujer. Levantó su mano y acarició su cara..."hermosa", pensó, mientras la Flor se apartaba de su mano con un movimiento brusco de cabeza. El señor Uesugi lanzó una sonora carcajada...sería muy interesante compartir viaje con aquella brava muchacha.






Takeshi observaba a Kasumi a lomos de su montura. El hombre no levantaba la mirada del cuello del animal. Sufría por su destino, estaba seguro de ello. Su general, Kazahaya, no dejaba de gimotear. Menudos hombres ruines con quienes debían cargar y a quienes debían juzgar. Sintió la mirada de Taro y giró la cabeza para saber lo que le quería transmitir. Los ojos rasgados del general eran dos oscuras líneas que apenas se dejaban asomar por debajo del kabuto, pero Takeshi comprendió y asintió con la cabeza. Aquello era necesario, no podían permitir que esos hombres desleales camparan a sus anchas sin recibir un justo castigo a su traición. Lo único que podían hacer era juzgarlos y darles la oportunidad de arrepentirse, aunque fueran condenados a muerte. La reconciliación con el clan les estaría permitida, pero no así seguir viviendo. La decisión estaba tomada, aunque no por ello Takeshi se sentía a gusto.
Sus pensamientos le hicieron olvidar que ya estaban próximos al campamento donde dejaron a las mujeres, cuando un extraño presentimiento asaltó su mente. La Flor...no se encontraba allí, no podía percibir su aroma. Taro y Nakamura lo miraron con un brillo de alerta en sus ojos, algo no encajaba en el campamento. Ashikaga dio la vuelta a su caballo y se enfrentó a sus hombres...
-Las mujeres han desaparecido...por todos los Kami...



HÔGAKU  法学 : Ley.
EIEN : Eternidad.
KAMI : Dioses shintoístas.
UESUGI :  (上杉氏 Uesugi-shi) fue un clan samurai japonés descendiente del clan Fujiwara y especialmente destacado por el poder que tuvieron sus miembros durante los períodos Muromachi y Sengoku (aproximadamadamente durante los siglos XIV al XVII).
KABUTO : Casco protector.


Haikus:
Tan Taigi (1709-1771). Traducción de Vicente Haya.
Carma Carpentero. Haikus para Maiko III.

Este relato es propiedad de su autora y está protegido.

9 Hablan los Danna:

Xibeliuss dijo...

Ay! Cuando Hanako y Takeshi parecen acercarse a algo parecido a la calma... ¡vuelven los problemas!
Abrazos, Carolina

Carolina dijo...

Ay sí, Xibeliuss, pero ¿cómo puedo enredarme tanto y enredarlos a ellos? No tengo remedio...
Muchos abrazos para tí, samurai de Sanabria!!

Nieves Hidalgo dijo...

¡Vaya por Dios! Tú nos estás dando una de cal y otra de arena. Entregas al malísimo para que lo juzguen y ahora vas y raptas a las chicas. Esto es un sin vivir.
Akisada no me gusta nada.
¿Qué va a pasar ahora?
Mia, creo que me voy a ir al rastro a comprar una katana y un pañuelo, fashion también, ya unirme a Takeshi, Taro y Nakamura.

Besos intrigados por la suerte de las muchacha.

Carolina dijo...

Madrinaaaa, que estoy en un sin vivir, que los enredo y me enredo yo misma!!
No sé qué va a pasar, pero no empieces como yo a comprar, que entonces si nos enredamos...bueno, un pañuelito fashion sí que me gustaría...
Empiezas con las clases de besos, ayy, jaja!

Nieves Hidalgo dijo...

Está muy bien que bebas, pero te estás escaqueando de colgar más capítulos con la excusa del secuestro. Y eso, no te lo consiento.
Te doy vacaciones por las fechas en las que estamos, que si no...

Besosconganasdemás, guapetona

Carolina dijo...

Madrinaaaa, que tengo el capítulo a medias, que vino el secuestro, las fiestas pero yo es cuando más trabajo. Pero a ver si lo acabo a la de ya!
Besosconganasdedartemás, cielín

Nieves Hidalgo dijo...

Carolinaaaaaaaaaaaa, espero que los Reyes te traigan un ordenador nuevo, porque me estás haciendo sufrir más de la cuenta.

Besos ansiososporunnuevocapítulo.

Nieves Hidalgo dijo...

¡¡¡Ya estás tardando, pedazo de vaga!!!

Besos cabreadospornotenernuevocapítulo.

gggggggrrrrrrrr

Carolina dijo...

Ya vooooyyyyyyyyy